Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Un adiós en cuarenta días

12/06/2023

Depende de cuándo lea usted esto, faltarán un día más o un día menos de cuarenta para que se celebren las elecciones generales más extrañas, impertinentes y quizá traumáticas que se hayan dado quizá en décadas. Estas sí que pueden ser las elecciones del cambio, entre otras cosas porque es mucho lo que ya ha cambiado, numerosos los poderosos que parecían eternos y que ya han entonado el canto de despedida definitiva a la política. Ahora comienza un no tan largo adiós para otros muchos: quizá, si las numerosas encuestas en curso aciertan, para el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y para todo su equipo más cercano.

A Pedro Sánchez se le podrán reprochar muchas cosas --también, oiga, ha tenido sus aciertos--, pero no el desánimo: "algún día dejaré de ser presidente del Gobierno, pero no el 23 de julio", dijo a unos aparentemente enfervorizados miembros del comité federal del PSOE. Horas antes se anunciaba a trancas y barrancas el 'acuerdo' Sumar-Podemos, que es, en realidad, lo que el genial dibujante Tomás Serrano reflejaba en su viñeta de fin de semana: reproducía el 'cuadro de las lanzas', de Velázquez, o sea, la rendición de Breda, en la que el vencedor, Ambrosio de Spínola, con el rostro de Yolanda Díaz, recibe las llaves de la ciudad entregadas por un humillado Justino de Nassau. Solo que lo que se entrega a Spínola, o sea, a Yolanda, es la cabeza de Irene Montero y quien la entrega no es Nassau, sino... Ione Belarra.

O sea, que la loca idea de prolongar la agonía de la aún ministra de Igualdad --lo que yo daría por ver alguno de los siete Consejos de Ministros que quedan hasta las elecciones...-- durante nueve días más corre el riesgo de acabar a tortas entre los supervivientes 'morados', o sea Ione Belarra, y los caídos que aún esperan redención y escaño, con Montero y Echenique a la cabeza. No hay que ser muy imaginativo para pensar que, de aquí al cierre de las listas, la pelea en la izquierda de la izquierda se va a recrudecer, para beneficio, claro, del PSOE, donde Sánchez, por la mínima, ha podido encauzar las aguas turbulentas de las candidaturas, no sin que se evidencie su distancia de los barones castellanomanchego y aragonés; pero eso, a estas alturas de la película del hundimiento del Titanic, qué diablos importa.

Dentro del adiós van a tener importancia las encuestas, que van a proliferar como setas. Conozco las líneas generales de algunas: hay una indudable pulsión de cambio, y ninguna --del CIS no se sabe si está ni se le espera-- deja de pronosticar una mayoría absoluta, quizá de hasta 193 escaños, del PP aliado con Vox. Claro que, para que esa tendencia continúe, Núñez Feijóo y, sobre todo, Abascal, tendrán que procurar no elevar demasiado la voz en sus negociaciones municipales (están en juego capitales como Valladolid, Burgos, Toledo o Guadalajara) y autonómicas (Baleares, Aragón, tal vez Extremadura). Lo que ocurre es que la constitución de los ayuntamientos tiene fecha fija, el próximo 17, y para entones tendremos claras dos cosas: la composición de las candidaturas, hoy 'secretas', del PP y también hasta qué punto se van a entender la derecha que tiende al centro y la derecha que tiende a la derecha.

Y sí, ahora vienen los siempre controvertidos debates electorales (el último de ellos no influirá, desde luego, en el voto de quienes hayan enviado su sufragio por correo, que esa va a ser otra) y, en general, una contienda electoral que confiemos que no emule los peores momentos de la que desembocó en el 28-m. Ni dos semanas han pasado todavía, oiga, y fíjese la que se ha montado. Pues, de aquí a cuarenta días, no le digo.

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