Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Controlar móviles

21/01/2024

Solo cuando le quitaron el teléfono móvil percibieron, ante su histeria, lo importante que para su hijo era: casi todo. Filtro para acceder al mundo, inmundo. Su pantalla le comunicaba con amigos, quedaban para divertirse, enviándose imágenes, vídeos, noticias -inventadas o no-, calumnias... Lo que no percibía es que esa configuración audiovisual, esa estructura de redes sociales, estaba pensada por otros y le pensaba. No imaginaba que él era imaginado, su pensamiento era pensado por otro, su voluntad y sus sentimientos eran productos empresariales y le atrapaban: droga tecnológica, fuente de información y confusión, fuente de veneno y alimento... Su adolescencia se nutría de esa pantalla donde él se creía rey mientras era esclavo, donde él se imaginaba rebelde y gratuitamente iba entregando sus personales datos, sumiso...
Empezó a incomodarse cuando vio en ese viejo aparato, la televisión, que todavía veían sus padres, cómo se intentaba controlar legalmente al controlador. ¡Pensar más allá de esos cerebros tecnológicos para que no nos gobiernen!
Las recientes violaciones en Badalona descubrieron a varios menores antisociales que se nutrían en grupo de pornografía y luego iban a abusar de otros. Al ser menores de 14 y con las cretinas leyes que imperan, no se les podía castigar. Tal es el premio que recibían por su conducta bestial, sin un programa serio de corrección. Un joven de 14 años es lo suficientemente adulto para matar y violar, pero no se le puede castigar para que corrija ese mal hábito, es más, al ver que no hay apenas consecuencias, se le incentiva más. Cuando se descubrió cómo un grupo de menores violaba a una niña de 11 años en el lavabo de un centro comercial y lo grababan en vídeo, saltó la noticia a todas partes y los expertos señalaron también como causa el consumo de porno violento que devoran desde la tierna infancia. Barrios degradados, jóvenes sin rumbo moral, en un entorno hedonista y consumista, sin recursos económicos, cada vez más desvelan atrocidades de este tipo.
Francia o el Reino Unido ya han lanzado leyes que exigen el control de contenidos pornográficos, que induzcan a la violencia, al suicidio o a la anorexia, exigiendo que el usuario deba verificar su edad antes de entrar en ellos. El problema está en poner de acuerdo normativas con derechos, como tantos, contradictorios: protección de datos o protección de menores. Habría que escoger lo mejor.
Nuestro actual Gobierno, lleno de necios en sus más altas instituciones, ha lanzado la bella propuesta de controlar la pornografía porque deforma la mentalidad juvenil, de modo que luego les impide tratar con respeto y amor a los demás. Una idea buena, como tantas otras. Ahora hay que ver cómo se pone en práctica, y eso depende de expertos y técnicos, de los que a menudo carecen o a los que no escuchan.