Tragaperras y loterías se comen 630 millones de los jugadores

David Alonso
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Los juegos de azar resurgen en Castilla y León tras la pandemia con más de 1.650 millones de euros gastados, a niveles precovid, de los que la mitad fueron en máquinas, casinos y bingos de la Comunidad

Dos personas hacen uso de sendas máquinas ‘tragaperras’ en un salón de juego. - Foto: Rueda Villaverde

Los castellanos y leoneses se gastaron en juegos de azar, loterías y tragaperras 1.655 millones de euros en 2022. O lo que es lo mismo, casi el diez por ciento del presupuesto que maneja la Junta de Castilla y León o la misma cuantía que la Consejería de Sanidad destina a la maltrecha Atención Primaria. Una cifra que revela la recuperación de un sector en la Comunidad después de la travesía por el desierto que supuso 2020 y 2021, marcados por los cierres hosteleros y de locales por culpa de la covid-19. Además, los más de 1.650 millones no incluyen el dinero destinado a apuestas online, cuya gestión y conteo se realizan de forma estatal, por lo que no existen datos por comunidades, tal y como pone de manifiesto el último anuario del sector del juego publicado recientemente por la patronal CeJuego.

«Desde el punto de vista de su práctica, en 2022 el juego retornó a la normalidad, es decir, a las tendencias que se dibujaban hasta 2019, con alguna salvedad», señalan fuentes del sector, que no ocultan un importante repunte durante el 2022, que también se ha trasladado a este 2023. Una aseveración que se ratifica al echar la vista atrás, toda vez que los 1.655 millones de euros destinados a juegos de azar, loterías y tragaperras el pasado año igualan los 1.661 de 2017, anterior techo desde que la patronal tiene datos registrados.

Pero, si hay un dicho popular que sobrevuela los juegos de azar es aquel que reza que 'la banca siempre gana'. Y no es para menos. Solo en 2022, los castellanos y leoneses perdieron 631 millones de euros en loterías, bingos, casinos y máquinas tragaperras. Se trata de la cifra más alta de los últimos años. No obstante, esta cuantía, conocida en el argot como 'juego real', mide la diferencia entre lo jugado y lo ganado, pero no refleja los beneficios de las empresas.

Tal y como pone de manifiesto el anuario de la patronal, la Lotería Nacional y Primitiva acaparan más de la mitad de las pérdidas de los jugadores de la Comunidad en 2022, con casi 328 millones de euros –casi uno por día–. Por detrás se sitúan las tragaperras, que se comieron 160 millones de los bolsillos de los castellanos y leoneses en un solo año. Los juegos de la ONCE, con 76 millones y los salones de juego, con 37, se ubican en tercera y cuarta posición por volumen de pérdidas.

El documento, al que ha tenido acceso este periódico, también revela que en las apuestas deportivas «se ha producido un descenso en quienes declaran haber jugado durante 2022». «Cabe pensar que sobre este juego se ha desencadenado una 'espiral de silencio' derivada de la presión social e institucional sobre las apuestas, es decir, una reacción de quienes lo practican, pero ocultan para evadir conversaciones desagradables», señalan desde la patronal.

La Junta modifica la norma

Precisamente, el Gobierno de Castilla y León espera sacar adelante durante el mes de enero el proyecto de ley por el que se modifica la Ley reguladora del Juego y de las Apuestas de Castilla y León, que data de 1998. Una modificación que implica novedades normativas para el sector, como es el caso del Reglamento que regule la actividad publicitaria, de patrocinio y de promoción del juego y de las apuestas, que estará sujeta a autorización administrativa previa.

También dentro del sector del juego, el Gobierno regional trabaja en un proyecto sobre el entorno web para que los establecimientos puedan implantar sistemas técnicos avanzados de control de acceso a los locales, como el reconocimiento biométrico o la huella digital. El objetivo es ayudar a mejorar el registro de visitantes y el impedimento de acceso a personas que lo tengan prohibido en el registro público. Un listado en el que actualmente hay 4.594 castellanos y leoneses, lo que supone un 35% más que en 2020, cuando esa cifra contabilizaba a 3.387 personas que, voluntariamente, han solicitado que se les impida entrar en locales de juego.