El deporte activo se ha convertido en un arma para luchar contra el envejecimiento. Los gimnasios ejercer esa labor y ahora alertan: su cierre supone un riesgo para las personas mayores, "es es salud", afirma Ángel Martín, gerente del gimnasio Almazán Fitness, "si dependemos además tanto de la salud lo peor que podemos hacer es cerrar estas instalaciones".

Es el caso de Mari Carmen. Con 72 años y tras superar un cáncer de mama, tiene en el deporte su mejor tratamiento oncológico, "venir al gimnasio es una parte más del tratamiento", recuerda, "ahora si tengo que parar puede que vuelva a tener unos dolores que gracias a esto había solucionado".

Aurora, de 79 años, lleva cinco años en este gimnasio de Almazán. El deporte activo ha reducido el dolor de sus articulaciones, "desde que vengo aquí no me duelen tanto ni los brazos ni las piernas", a lo que se añade una función social, "no es lo mismo estar sola en casa que pasar aquí una hora y media con más gente",

Son algunos ejemplos con los que el sector de los gimansios muestra que estos recintos deportivos son mucho más que un lugar para estar en forma