'Para toda la vida' ya no es el primer film rodado en Soria

S.Almoguera
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Aunque se pensaba que esta obra de Benito Perojo de 1924 fue el 'debut' de Soria en el cine, ha aparecido un filme anterior

‘Para toda la vida’ ya no es el primer film rodado en Soria

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Cine Rex

«Los lugares amados, nuestros rebaños de merinas, nuestras viejas iglesias, nuestros pueblos, los bellos rincones de Calatañazor, Soria y Ágreda, los danzantes de Los Llamosos, la iglesia del Espino, las casas y las calles junto al puente, en nuestra capital… todo ello, familiar, conmueve calladamente». Eran reacciones del periódico El porvenir castellano al estreno, en octubre de 1924, de Para toda la vida, una película cuyos exteriores se rodaron íntegramente en la provincia bajo la dirección del reputado cineasta Benito Perojo y con producción y guión del premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente. Sus imágenes, hasta hace muy poco, constaban como las primeras rodadas en Soria, aunque, ahora, puntualiza el historiador y crítico cinematográfico Julián de la Llana, unos escasos tres minutos y medio de filmación realizada unos años antes han arrebatado a la gran superproducción hispano-francesa este honor. Antonio de Padua Tramullas (1879-1961), un pionero del séptimo arte que incluso llegó a trabajar a las órdenes de los hermanos Lumière, es el autor de la que (actualmente y sólo en caso de que no vuelva a encontrarse material anterior) se considera la primera película rodada en la provincia: Soria y ruinas de Numancia. La Llana cree que podría haber sido filmada entre 1910 y 1920. «Se sabe muy poco sobre Tramullas y su obra», insiste el historiador soriano, aunque empiezan a proliferar investigaciones universitarias. Una tesis doctoral fue la que le puso sobre la pista de esta película que, destaca, ofrece un documento único para conocer cómo era la Soria de principios del siglo XX. De hecho, este primer documento cinematográfico, una de cuyas copias se conserva en la Filmoteca Nacional, está en la línea de otros muchos filmes de aquella época que tenían por objetivo  retratar y mostrar a los espectadores cómo era la vida en diferentes lugares siguiendo la estela de los hermanos Lumière, que vivieron desde el comienzo en su invento una particular forma de abrir una ventana al mundo sin necesidad de viajar. 

La propia figura de Antonio de Padua Tramullas responde, asimismo, a ese perfil del pionero del cine. «Tenía una tienda de óptica en Zaragoza y también vendía cámaras», explica De la Llana. Quizá por eso comenzó a rodar sus propias películas, primero «de contenido científico» y después para retratar celebraciones y fiestas populares, lo que le llevaría a localidades cercanas como Calatayud, Jaca, Logroño y, en una de esas expediciones, a Soria. 

Como Tramullas, muchos otros precursores del cine se embarcaron en expediciones cinematográficas similares, de ahí que no sea raro que puedan aparecer en el futuro nuevas filmaciones no documentadas hasta ahora. «Lo que habrá por ahí tirado...», reflexiona De la Llana. De hecho, insiste, de vez en cuando aparecen «cosas». Hace unos años, dos bobinas en la localidad de Sotillo del Rincón. «Nos llamaron a José Antonio Silva [durante muchos años proyeccionista de los cines Rex y Lara] y a mí al descubrirlas en una casa», recuerda. «Había una en bruto y otra montada. Resultó ser un programa que Televisión Española grabó sobre las danzas de Sotillo que, en ese momento, estaban perdidas», recuerda del historiador cinematográfico. La grabación, de hecho, sostiene, ayudó a que pudieran recuperarse.

‘Para toda la vida’ ya no es el primer film rodado en Soria‘Para toda la vida’ ya no es el primer film rodado en Soriahallazgos. En otra ocasión, recuerda, se encontró otra película en otro domicilio de la capital que, después se averiguó, fue de las últimas que proyectó el desaparecido cine Proyecciones, que se ubicaba en el palacio de los condes de Gómara. «Era un spaghetti-western», recuerda De la Llana, que lleva años trabajando en un libro sobre el cine en Soria. 

En él hará un repaso por aquellas producciones (más de 60) que han elegido la provincia como escenarios naturales para su ambientación y rodaje. Los constantes hallazgos, como el de la obra de Tramullas, entre otros muchos, ha hecho que haya tenido que reescribir o ampliar algunos de sus capítulos.

Uno de los importantes, sin duda, es el que ocupará el rodaje de Para toda la vida, un filme que el próximo año cumplirá un siglo de vida. Aunque no sea ya la primera película rodada en la provincia, sí que sigue siendo la primera gran producción cinematográfica que eligió diferentes localidades sorianas como plató. Y es que, como señala De la Llana, se trató nada más y nada menos que de una coproducción hispano-francesa dirigida por el que se convirtió en los años 20 y 30 en el director de cine más carismático del cine español: Benito Perojo (1894-1974). 

El periódico La voz de Soria recogía en su edición del 18 de enero de 1924 una primera visita del cineasta a la capital soriana de cara a la búsqueda de posibles localizaciones. «Si fuese del agrado del señor Perojo algunos de los pueblos o villas de Soria, muy en breve llegaría una gran compañía de cinematógrafo en la que figuran renombrados artistas de España y del extranjero y, frente a ellas, Jacinto Benavente».

Galardonado con el premio Nobel de Literatura dos años antes, el autor de Los intereses creados se había lanzado a la gran empresa de poner en marcha su propia productora, Films Benavente, para adaptar sus obras literarias al cine. Aunque, como precisa Julián de la Llana, Para toda la vida, una especie de Romeo y Julieta rural, ideó una historia original de Benavente para la pantalla. 

La visita de Benito Perojo dio sus frutos. Ágreda, en mayor medida, pero también la localidad de Calatañazor, donde se rodó la escena del gran baile en el que participó «el vecindario de los pueblos próximos bien ataviados», informaba La voz de Soria en su número del 26 de febrero, concentraron gran parte de los exteriores donde se rodaron gran parte de los 3,2 kilómetros de celuloide de Para toda la vida. Pero también la capital soriana acogió algunas escenas del filme, en especial, indica De la Llana, la antigua plaza de San Pedro, frente a la (hoy) concatedral y, tal como informaba la prensa de la época, las antiguas viviendas junto al río Duero e incluso la iglesia del Espino. «En Para toda la vida sentimos la última emoción del ambiente nuestro, de la tierra nuestra… salvo los interiores [que se rodaron en un estudio de París], un médico de aldea y alguna que otra patilla poco soriana», puntualizaba en su crítica el rotativo El porvenir castellano tras su estreno en el antiguo Teatro Principal de la capital. El rodaje tuvo lugar entre febrero y marzo de ese año con alguna que otra intervención no deseada de la meteorología. A diferencia del equipo de la producción hollywoodiense Doctor Zhivago, que 40 años después buscaría incesantemente una nieve que no llegó en las cantidades que necesitaban para recrear en los campos sorianos la estepa rusa, en esta producción de cine mudo nevó en abundancia en Ágreda. Y, aunque la prensa de la época recoge la belleza que este hecho imprimió a las escenas del filme, desde el periódico El porvenir castellano se exponía, no sin cierto estupor, «que la acción se fija en el mes de junio y la filmación se hizo en invierno, así que hay paisajes nevados en junio», un «contrasentido», alertaba, que podría ser «causa de que la fama de fría que disfruta nuestra tierra aumente de forma alarmante». 

De Para toda la vida a El niño dios (2019), hasta la fecha la última película rodada en la provincia, ha pasado más de un siglo de fotogramas en los que Soria ha prestado su luz, sus paisajes, sus monumentos, sus calles... confirmando lo que Tramullas y Benito Perojo ya vieron en su día en aquellos primeros años de celuloide: que Soria es tierra de cine.