Para no olvidar las almas de los sefardíes

S.L.O.
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Tras el de Deza, en la provincia «hay varios» cementerios judíosmedievales «pendientes de descubrir y señalizar», además de otrosespacios hebraicos

Para no olvidar las almas de los sefardíes

Deza fue primer municipio de Soria en señalizar su cementerio judío medieval de los siglos XII y XIII. Lo hizo el año pasado gracias a la iniciativa Sefarad Neshamá (Alma Sefarad), promovida por Moisés Israel Garzón, quien asegura que en la provincia de Soria todavía «hay varios cementerios pendientes de descubrir y señalizar» para indicar que el reputado arqueólogo soriano Blas Taracena «en su investigación ya avanzó algunos de ellos». «En Soria capital, también está el cementerio en la ladera del castillo donde se encontró la lápida que se exhibe en el Monasterio de San Juan de Duero», recuerda. Además, «hay otros lugares [serfardíes] de Soria que podrían ser localizados, siempre y cuando dispongamos de la referencia histórica y de la voluntad del municipio para autorizar la señalización». A través de Sefarad Neshamá, actualmente se está «trabajando con los enterramientos judíos situados en Uncastillo (Zaragoza) y Sigüenza (Guadalajara), según indica su promotor. Y Soria continúa en los planes pues aún hay mucho por descubrir. 

El proyecto Sefarad Neshamá «surge de un grupo de personas conscientes de la necesidad de investigar y poner en valor espacios para la memoria de Sefarad. Cuanto más conocemos de la historia de los judíos de España, mayor es el compromiso de búsqueda, documentación y señalización de los lugares de enterramientos; no hablamos de restos, sino de personas, de almas que merecen ser recordadas y respetadas», indica Moisés Israel Garzón. Y eso es de lo que dispone Deza desde hace unos meses: la reseña de quienes habitaron en la zona en el conocido como Cerro de los Judíos. Su réplica en otros puntos, como se indica, es más bien una cuestión de voluntades. 

Al respecto, Israel habla de la huella de la cultura hebrea tanto en Soria como en el resto de la Península, pues, «evidentemente, la presencia ha sido muy relevante». «Hay valiosos estudios que nos permiten conocerla; sin embargo han sido también muchos los siglos de incomprensión, de olvido, de rechazo, de intentar borrar el pasado, de sustituir, de destruir para que no existiera ni siquiera la huella», mantiene. El impulstor de Sefard Neshamá remite a «documentos trascendentes» que revelan esa impronta, como El repartimiento de Huete de 1290 y Los repartimientos del servicio y medio servicio de los judíos de Castilla de 1484, 1485, 1490 y 1491, esto es, las contribuciones de las aljamas y juderías a la hacienda regia (a través de censos). Y esto, «durante diez siglos» de convivencia. Por eso «todas las localidades importantes que aparecen en estos documentos disponían de cementerio», lo que se traduce en posibilidades de actuación para la recuperación de la memoria judaica. 

En estos documentos aparecen los pueblos sorianos de Calatañazor, El Burgo de Osma, Serón de Nágima, Ágreda, Soria (dentro del entonces Obispado de Osma), Medinaceli, Caracena, San Esteban de Gormaz, Almazán, Berlanga de Duero, Fuentepinilla (Obispado de Sigüenza) y San Pedro de Yanguas (actual San Pedro Manrique y en el Obispado de Calahorra). De este modo éstas serían localidades susceptibles de recuperar la memoria de las almas judías que una vez moraron en ellas. 

experiencia pionera. «La experiencia de Deza es pionera por muchos motivos», mantiene el impulsor de la iniciativa. Así, explica que la excavación realizada por el arqueólogo Blas Taracena en 1930 en el Cerro de los Judíos «nos informaba del hallazgo de 57 sepulturas, que se encontraban en la ladera oriental, todas ellas mirando hacia la judería de Deza; con más de 600 clavos en total, desde cinco hasta 37 clavos de hierro en cada una». Por la ubicación de los clavos o saetas en los cuerpos, «se concluye que los cadáveres fueron clavados post mortem en la cabeza, en el tronco, en los brazos y en las piernas». También se encontraron «tres sortijas con inscripciones hebraicas, y en dos de ellas figura el nombre del Eterno en forma alterada para evitar la pronunciación del nombre santo».

Esto «se puede leer en la señalización de Deza». «Por supuesto, -continúa Moisés Israel Garzón- hay que valorar la voluntad del municipio, del alcalde, Vicente Alejandre, y del Centro de Estudios Sorianos en este proyecto, especialmente de Emilio Ruiz, Fernando del Ser y César Ibáñez». 

Para el alcalde de Deza este tipo de iniciativas son importantes para «poner en valor nuestro patrimonio histórico y arqueológico, que tiene un gran valor», aunque muchas veces «se nos tenga olvidados por parte de las administraciones». Así, iniciativas particulares como ésta conforman un aliciente más para la visita a la localidad del valle del Alto Jalón. Aunque todavía no se ha notado la repercusión turística o investigadora que podría conllevar la indicación del cementerio judío medieval de Deza, es «cuestión de tiempo y de que se conozca que es la única señalización que hay de estas características; es importante para la comunidad judía, por sus antepasados, y se pretende extender al resto de cementerios que se puedan localizar», según Vicente Alejandre. 

En opinión del impulsor del proyecto Sefarad Neshamá, «la señalización es el principio para realizar más indagaciones para implicar en el conocimiento de la cultura y la historia local en conexión con la presencia sefardí». Porque, «no se pueden borrar los siglos de vivencia judía en España, ni los nexos que perduran hasta hoy. No es sólo un tema que interesa a los judíos, es una cuestión de memoria colectiva y de conocimiento del pasado».

estímulo investigador. El proyecto continúa en marcha y quién sabe si en un futuro no muy lejano la provincia contará con nuevas indicaciones que permitan recordar la impronta de la cultura hebraica. «Además de la puesta en valor de la historia local, la señalización supone un estímulo para el profesorado, para las nuevas generaciones y para sus habitantes, en general, porque permite profundizar en su propia historia y, asimismo, facilita a los visitantes el conocimiento del lugar desde un punto de vista turístico-cultural», admite su impulsor, quien añade que, «desde un punto de vista religioso, el judaísmo invita a los judíos a acudir a los cementerios para rezar, lo que esperamos sirva de reclamo en aquellas localidades donde Sefarad Neshamá señalice el cementerio».