Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Visitas inoportunas

14/04/2023

La oportunidad o la inoportunidad de la vuelta a España del rey emérito, Juan Carlos I, para volver a regatear en Sanxexo depende sobre todo de la actitud que mantenga en sus apariciones públicas, y si vuelve a ser el rey desafiante que responde con un "explicaciones de qué" cuando se le pregunta por los incidentes y accidentes fiscales de los que se salvó por prescripción, inviolabilidad y por haber resuelto a tiempo sus deudas con Hacienda. La aparición de nuevas operaciones financieras sobre cuentas con las que estuvo relacionado en la isla de Jersey y la donación de una importante cantidad de dinero a una ONG por parte de una persona relacionada con él no hace sino enmarañar el ambiente.

La visita de Juan Carlos I a España va a ser siempre inconveniente en tanto en cuanto se revista de un ambiente "campechano" y desafiante si, como ha dejado entrever la Casa del Rey, se trata de un regreso que no se ha consensuado con su hijo, Felipe VI y obedece a un gesto de soberbia que le permite el hecho de haber sido exonerado de todas las causas judiciales pendientes. Que la visita se quiera relacionar con otros asuntos como poner en orden sus finanzas o una hipotética visita a Carlos III de Inglaterra en el entorno de su coronación, que ha sido desmentida por la embajada del Reino Unido en nuestro país, no hace sino añadir más confusión a su regreso. Los momentos de reconciliación que se habían producido en los últimos encuentros entre el rey y su padre hacían presagiar una cierta normalización de las relaciones entre ambos que vuelven a estar envueltas en los recelos y en una deslealtad difícilmente entendible desde un punto de vista político e histórico. Malos consejos, o interesados, recibe Juan Carlos I de su peculiar corte de amigos.

Sin embargo, es cierto que es preciso normalizar la presencia del rey emérito en España, que en algún momento próximo debe volver a residir más tiempo aquí que en Abu Dabi, y que solo así podría volver a prestar un nuevo servicio a su país, por la vía de no mostrarse desleal con el rey actual, reconocer que sus acciones se han convertido en el peor enemigo de la Corona y que socava la obra de restauración de la confianza en la institución que realiza Felipe VI. Del propio Juan Carlos I depende la imagen final que vaya a quedar de él. Nadie va a negar su compromiso con la Constitución y el regreso de la democracia a España, que le depara un puesto destacadísimo en la vida nacional, pero sus comportamientos inapropiados ocuparán también parte de su entrada en el diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia.

Es de suponer que esta audiencia estaba prevista desde hace mucho tiempo, con anterioridad a que se conociera la noticia de la vuelta de Juan Carlos I a España, pero también tiene carácter inoportuno la que ha tenido lugar en La Zarzuela con la Diputación de la Grandeza de España, que ha visto reducido su número de miembros después de que el Gobierno, en aplicación de la ley de Memoria Histórica, anulara 33 títulos nobiliarios asociados al franquismo. Otro gesto que dice mucho de los "nobles" por cuanto les produce "incomodidad". Desde su proclamación, el rey no ha nombrado nuevos miembros de la nobleza y no parece que sea una de sus principales preocupaciones.