Yolanda Díaz cruzó, por fin, el Rubicón saltándose a Podemos y autoproclamándose candidata a la Presidencia del Gobierno en nombre de Sumar, un proyecto político cuya estructura orgánica se apoya en Izquierda Unida. Pablo Iglesias, creador de Unidas Podemos y mentor de Díaz, es hoy su enemigo. Díaz, en un discurso en el que ha hecho suyos -sin nombrarle- los logros del Gobierno que preside Pedro Sánchez: el salario mínimo, la reforma laboral, la subida de las pensiones, etc., vampirizó también no pocos de los lemas que tantas veces se han escuchado en boca del mencionado Iglesias pero quiso dejar claro que rompía con él por estar -fueron sus palabras- "harta de tutelas".
Repitiendo algunas de las ideas que ya expuso en ocasión de la reciente moción de censura -cortesía de Pedro Sánchez que la permitió intervenir en el debate parlamentario - presentó lo que llama una carta de derechos para la ciudadanía con horizonte en los próximos diez años. Son las mismas o parecidas ideas que, sobre el papel, gestiona Ione Belarra, ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030: gran acuerdo verde, la vivienda como asignatura pendiente, avanzar en la digitalización del país, etc. La "agenda" se ha convertido en una "carta de derechos", un "contrato democrático" con los ciudadanos. Un poco de aquí y otro poco de allá aderezado con lo que parece ser la especialidad de la casa: significantes huecos. No se habla de partido, se habla de "espacio", de escuchar, de empatía, de esperanza, de mucho diálogo y hasta de "ternura política".
Democracia sentimental bajo las banderas de la izquierda de siempre. Yolanda Díaz, que agradeció la presencia en primera fila de Alberto Garzón coordinador de IU y la de Enrique Santiago secretario general del Partido Comunista, tuvo también un momento para decretar el fracaso del neoliberalismo y criticar las prácticas empresariales. El lema del mitin era "Hoy empieza todo", pero la ausencia de Podemos lo que anuncia es que lo que no ha hecho más que empezar es la guerra en ese territorio. Una cosa es querer liquidar la tutela de Iglesias y otra es soñar con qué los morados van a asistir con resignación a su entierro político. Díaz va a necesitar el apoyo de Pedro Sánchez no tanto para llegar a la Presidencia del Gobierno -que se la tiene pedida él- como simplemente para sobrevivir. En la política, una cosa son los sueños y otra la realidad.