Seguro que saben lo que es un trampantojo. Se usan en los cascos antiguos de las ciudades para que la ruina de un edificio o el desarrollo de obras en el mismo no agredan la estética general de una plaza o calle. Es un engaño. Una manera de desviar la atención de algo feo que hay detrás. El famoso asunto de la amnistía a los independentistas lo es también.
No cabe duda que se trata de un asunto muy polémico. Claramente un atentado contra el artículo 14 de la Constitución que declara que «Los españoles somos iguales ante la ley». Dicho sea de paso, nunca se ha cumplido. Depende de los abogados que puedas pagarte. Pero vamos al asunto, ¿qué oculta el 'trampantojo-amnistía' de la investidura de Pedro Sánchez? Lo que siempre importa de veras, lo que mueve a unos y otros a echarse al monte y hacer lo que sea con la mejor excusa que nos proporcione ese hábil asesor-manipulador que tenemos a sueldo. El poder y el dinero. Si hay que provocar una crisis se provoca, si hay que llegar a las armas también y, en este caso, de lo que se trata sobre todo es de la 'pasta'. Las inversiones que se han comprometido, las competencias nuevas, la condonación de deudas…
Es más que probable que los diputados socialistas de los territorios más deprimidos del país, Soria por ejemplo, estén muy ocupados y preocupados por salvar su imagen, y sus pingües retribuciones, que dependen de que no haya unas nuevas elecciones antes de acabar el año y se traguen y difundan los argumentos 'sanchistas' para apoyar el complicado pacto con Puigdemont y, por esa razón, no les quede hueco en la mollera para analizar lo que suponen las aportaciones extraordinarias con cargo a los presupuestos del Estado que dejarán poco margen para el desarrollo de provincias como la nuestra en aras a la recuperación de la España Vaciada. Ellos, y no me refiero sólo a los independentistas catalanes, porque todos rascan los que pueden; vascos gallegos, canarios, se lo llevan crudo y el 'ambicioso papanatas' que aspira a la Presidencia se lo da. Ese 'presunto socialista' al que la igualdad territorial se la trae al pairo, nos deja de nuevo en la cuneta.
Irrumpe en este escenario Jesús Manuel Alonso, que se ha expresado con claridad y salvo intercesión de Sor María de Jesús, la Santa de su pueblo, no volverá al Senado. Está claro que Ágreda lo valora como alcalde y en una u otra formación seguirá, si quiere. Me consta que el PP ya le tiró los tejos y es posible que lo vuelva a hacer. Sólo me queda la duda de si él, cuando tuvo escaño en la Diputación y en el Senado, que no hace mucho, habría dicho lo que ahora tantos comparten, dimitido de los cargos y pedido la baja en el PSOE.