Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Acuerdo o suicidio político

04/04/2023

Tras el lanzamiento de Sumar y de su candidata a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz, existe más una voluntad de desacuerdo entre la nueva plataforma y Podemos que la de llegar a un pacto entre ambas partes de la izquierda a la izquierda del PSOE. Ni Yolanda Díaz dio ninguna chance al acuerdo mediante la fórmula de ignorar, de no nombrar ni tan siquiera a la formación morada, como por parte de los líderes de este partido que han considerado el acto del polideportivo Magariños, el Vistalegre de Sumar, una declaración de guerra electoral porque van a ser contendientes en las elecciones del 28-M.

A nadie se le escapa que tanto Yolanda Díaz como Pablo Iglesias, Ione Belarra e Irene Montero tienen que elegir ente el acuerdo o el suicidio político, entre mantener viva la esperanza de que solo habrá una candidatura de izquierda que pueda prestar soporte a un nuevo gobierno de coalición encabezado por el PSOE -y en su día, quizá, aspirar al sorpasso-, o que el electorado progresista acuda a las urnas debiendo elegir entre tres papeletas. Si quieren saber el resultado de esa operación que pregunten al Partido Popular cuando compitió con Ciudadanos y Vox por el espacio que va del centro a la extrema derecha y vean como recupera terreno después de la vuelta a la casa común de los votantes del partido naranja.

En el intento de ahormar un nuevo movimiento político que agrupe a la izquierda y que intente trascender a los partidos políticos, como fue Izquierda Unida -no se olvide que sigue siendo la apuesta estratégica del PCE-, o como fue Podemos y las confluencias antes de que se sustituyera el debate interno por las luchas por el poder y el centralismo democrático, vuelve a producirse el debate dialéctico entre lo nuevo que no acaba de nacer y lo viejo que no acaba de morir y que no morirá del todo en ningún caso hasta que lo determinen las urnas, a las que todos quieren llegar en las mejores condiciones. Entretanto se abre un periodo de debate y de negociación en el que ambas partes tendrán que realizar un ejercicio de generosidad, tan extraño a los comportamientos políticos, si no quieren llevar la frustración a una parte de su electorado. Generosidad y pasos al lado cuándo y dónde corresponda si quieren maximizar sus posibilidades electorales. Incluso de supervivencia. Del mismo modo que desde Podemos se afirma que la unidad con Sumar es imprescindible -y apoya el PSOE-, Yolanda Díaz debe dejar claro si ella y sus principales aliados consideran que el partido morado supone un lastre para sus aspiraciones. Todo queda en suspenso hasta las elecciones municipales y autonómicas, que serán el punto de no retorno, el que propicie el acuerdo o el que anuncie la ruptura definitiva.

A medio plazo lo que se pone en juego es como se elaboran las listas electorales conjuntas y que puestos de salida ocupa cada cual en cada territorio donde sea posible, pero antes Yolanda Díaz se ha comprometido a presentar su "proyecto de país" para la próxima década. Se confirmará entonces si existe una coincidencia programática entre Sumar y Podemos "del 90 por ciento", si se apuesta por el pragmatismo de las reformas a través del BOE por el que apuesta Yolanda Díaz, o si para entrar en el juego Pablo Iglesias mantiene la línea de tomar el cielo por asalto y forzar al PSOE a adoptar decisiones más radicales.