Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Indiana Jones y el dial del destino

22/03/2024

Es curioso como demasiados votantes entienden el valor de la democracia por la sintonía popular con su voto. La realidad es justamente la contraria. Cualquier sistema político tiene defectos, pero éste es el único que permite el cambio de gobierno sin acudir a la violencia. Si repasamos un poco la historia, comprobaremos que es el método más efectivo de prosperidad económica.

Otra cosa distinta es que un resultado electoral eluda enfrentarse a la realidad de los hechos. La Unión Europea está en crisis existencial, porque ha perdido su rumbo mientras la OTAN lo ha encontrado. Es indudable que a Emmanuel Macron esta reflexión le irrita sobremanera, pero como análisis es cierta.

El estado de Bienestar impulsado tras el final de la Segunda Guerra Mundial está llegando a su fin. Hay múltiples argumentos para explicarlo, pero con una pirámide poblacional invertida no deja mucho lugar para el escape. Su viabilidad se apoyaba en un crecimiento demográfico constante y de la productividad acelerado; ambos están fuera de nuestro alcance.

El cambio va a ser más duro porque todos hemos confundido servicios con derechos. El votante espera que cuando le llegue su turno podrá ejercer de manera clara ese "derecho". Recuerda un poco al deseo humano de cualquier trabajador de tener un sueldo digno sin preguntarse si la empresa puede ser viable con él.

Da lo mismo quien gobierne este país, porque se va a enfrentar a dicho reto. La pelea por los recursos finitos va a ser feroz. La definición de las prioridades de gasto será el eje futuro de las actuaciones de gobierno, pero tengamos por seguro que las formaciones políticas se verán obligadas a concretarlas previamente. Dicho ejercicio va a afectar a la estructura del Estado, la sanidad, la educación, el ejército, las infraestructuras, el pago de la deuda y las pensiones.

No he dejado para el final este punto por casualidad. El trasvase de recursos intergeneracional no tiene parangón en la historia. Es poco creíble que la fuerza política de los no productivos salga victoriosa frente a los que están en activo.

Es una idea dura, pero pensemos en cualquier país pobre. Nada más lo tengamos en mente veremos que los más desfavorecidos son los ancianos. La productividad nos hace libres como individuos y nos protege de los políticos. Poseemos una extraordinaria capacidad para especular sobre el futuro, nuestros antepasados se centraban en construirlo.