Los pinares sorianos se libran de las plagas de procesionaria

A.I.P
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En mayo comenzarán a instalarse las trampas de captura para controlar la expansión de este lepidóptero

Los pinares sorianos se libran de las plagas de procesionaria - Foto: Ángel Ayala

Mientras en algunos montes de Castilla y León, las plagas de procesionaria han puesto al límite la supervivencia de repoblaciones, acuciadas también por la sequía extrema del pasado año y por las suaves temperaturas de este invierno, por el momento, los pinares de  Soria se libran de las plagas de esta oruga y de sus peores consecuencias: la defoliación de rodales completos. Hay alguna zona, en la Ribera soriana, en la que sí se puede comprobar la acción de este lepidóptero, pero puede considerarse testimonial. «El estado es normal, no tenemos indicios de que haya habido grandes plagas. Normalmente, se ven muy bien porque defolian los árboles, no es tanto que se vean los nidos», puntualiza el jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente, José Antonio Lucas.

Así las cosas, el responsable medioambiental explica que ahora la oruga está en fase de enterramiento, ya que está saliendo de los nidos blancos y se puede encontrar por los caminos. «La mariposa puede salir el primer año o puede estar latente dos o tres años, tienen su propio mecanismo de supervivencia», matiza. Es en mayo y junio cuando empieza la fase de apareamiento y se realizan las puestas en dos acículas de pino, de modo que se forma una vaina de  una fina capa sedosa, de apenas tres milímetros de diámetro.

«En junio, aunque depende de cómo venga el tiempo, salen las primeras orugas. Pasan por cuatro etapas hasta que se hacen grandes en invierno, que son las que se alimentan de las hojas de los pinos, las que devoran. Los árboles no se mueren, pero su crecimiento se queda estancado», cuenta el jefe de Medio Ambiente.

Por ello, en el mes de mayo, los responsables de plagas, colocan unas trampas de captura que consisten en unas cajas de plástico con unas bolsas donde se coloca la feromona que transmite la hembra para atraer al macho. El objetivo es reducir el número de puestos y controlar la población de procesionaria, es decir, evitar las plagas. «La idea es que en junio estén colocadas las trampas», aduce.

Este lepidóptero afecta, sobre todo, a zonas de pino laricio, que en la provincia de Soria se concentran en el entorno del Cañón del Río Lobos.