Inteligencia Artificial, entre la fascinación y preocupación

S.L.O.
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Se avecinan «grandes transformaciones sociales»relacionadas con «la gestión de la información y elconocimiento» de forma positiva y negativa, segúnJuan Romay, doctor en Sociología del campus soriano

Inteligencia Artificial, entre la fascinación y preocupación - Foto: LTejedor

Inteligencia artificial (IA) no sólo fue elegida a finales de 2022 como la palabra del año -aunque en realidad sean dos- por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE). Esta «expresión compleja por su presencia en los medios de comunicación y las consecuencias éticas derivadas», según describe la propia academia, es una tecnología que quizá resulte misteriosa, pero que lleva mucho tiempo instalada en nuestras vidas. Los algoritmos planteados por esta rama de la informática que se centra en crear sistemas inteligentes capaces de realizar tareas que, hasta ahora, requerían la intervención humana están presentes en numerosos ámbitos, tal y como explica Juan Romay Coca, doctor en Sociología del Campus Duques de Soria de la Universidad de Valladolid (UVa). «Cuando le preguntamos algo a nuestro dispositivo móvil, en realidad lo que hacemos es hablar con una inteligencia artificial. Esta simple acción nos muestra esta relevancia», mantiene. Pero la IA se aplica también a la automatización de procesos (gestión de inventarios, atención al cliente y facturación), al análisis de datos (para ayudar a tomar decisiones empresariales), al reconocimiento de voz y de imágenes (para la creación de asistentes virtuales, sistemas de vigilancia, etc.), al control de calidad (para detectar errores en la producción y mejorar la calidad de los bienes), a la automatización de la atención al cliente (los chatbots responden preguntas frecuentes y brindan soluciones inmediatas), al diagnóstico médico (para identificiar síntomas y apoyar a los médicos en la toma de decisiones) y a la conducción autónoma de vehículos (para mejorar la seguridad vial). 

Esto nos hace ver que esta tecnología «tiene una importancia cada vez mayor en nuestra vida diaria». «La IA puede llegar a generar grandes transformaciones sociales, sin ninguna duda», advierte Romay. La primera, indica, «relacionada con la gestión de la información y del conocimiento». «Vivimos en un mundo donde la incertidumbre y el riesgo están presentes en nuestra vida. ¿Cómo gestionar eso? Pues bien, la IA nos permite identificar elementos importantes y reducir la información irrelevante. De ahí su importancia. Ahora bien, también la IA permite la manipulación y el control social», reflexiona el doctor en Sociología de la UVa. Romay remite a que «en un reciente estudio se ha comprobado que las personas modificaban sus decisiones en función de lo que decía ChatGPT (un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por IA). Esto resulta sumamente preocupante y puede alterar la toma de decisiones colectivas». Además, mantiene, «también sabemos que existe una relación negativa entre los trabajos relacionados con la IA y la tasa de sindicación (más propensa a encontrarse en sectores donde es mayor el trabajo manual)». 

el impacto en el plano laboral. El impacto en el plano laboral será indiscutible. «De manera resumida, -expresa el sociólogo-, podríamos afirmar que los trabajos en los que las personas no toman decisiones o éstas están reducidas son propensos a su sustitución». Entre ellos nombra «los trabajos manuales, los trabajos repetitivos e, incluso, los trabajos vinculados al ámbito judicial o biomédicos». 

Pero el laboral no es el único ámbito en el que la sustitución está asegurada. La educación tiene que lidiar desde hace un tiempo con la irrupción de las herramientas de inteligencia artificial generativa. En los últimos meses, millones de usuarios han puesto a prueba la capacidad y los límites de ChatGPT. Este bot puede escribir correos electrónicos, poemas, código de programación... Es capaz de generar una redacción de 600 palabras en menos de un minuto sobre cualquier tema y recientemente ha aprobado un examen de posgrado en una universidad norteamericana. ¿Fascinante o preocupante?

«Actualmente no tenemos herramientas para detectar si un trabajo está realizado gracias a herramientas de IA», recalca Juan Romay, y «esto, sin duda, es un problema, ya que se reduce la capacidad de conocer». El doctor en Sociología del Campus Duques de Soria de la UVa explica que el conocimiento «no es, simplemente, una acumulación de información (aunque también): es un modo de enfrentarse a la realidad, donde los elementos racionales tienen gran importancia, donde la crítica también juega un papel esencial, etc.». De este modo, entiende, «el uso de estas herramientas reduce nuestras competencias y nuestras capacidades de racionalizar, ya que simplemente buscamos algo y lo volcamos en un papel». 

abrir opciones en la provincia. En un lugar como Soria en el que la despoblación es un gran problema, ¿qué papel podría tener la introducción de la inteligencia artificial? En opinión del sociólogo «puede ayudar a reducir brechas sociales gracias a su uso, por ejemplo, en diagnóstico o para mejorar la vida de las personas con discapacidad». Del mismo modo, «también podría ayudar a la gestión pública y reducir duplicidades». Ahora bien, indica, «el problema es que si la IA afecta al mundo laboral, es previsible que afecte especialmente en nuestra provincia donde la industrialización no es muy alta». No obstante, «debemos ser conscientes de que también abre opciones». En este sentido, «los sectores energéticos (fotovoltaico) podrían beneficiarse de estas herramientas, así como los sectores vinculados a la salud». En cualquier caso, «es complicado prever el futuro».

Para el doctor en Sociología del Campus Duques de Soria de la UVa, la IA «ofrece opciones de diverso tipo y socialmente plantea multitud de retos». «Las oportunidades sociales las ofrecen las personas, no las herramientas. Seremos nosotros, colectivamente, quienes digamos que esta IA puede ser una herramienta positiva o negativa», observa. Por eso, su avance y el uso que de su implantación se haga está en nuestras manos. Es uno de los grandes desafíos.