Nadia Werba, la cineasta de San Juan

Sonia Almoguera
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Su filme sobre las fiestas y otros cortos de la polifacética artista han sido restaurados por la Filmoteca Nacional

Nadia Werba, la cineasta de San Juan

Llegó con la 'trouppe' de Doctor Zhivago y se enamoró de Soria y su cultura, tanto que acabó exponiendo sus pinturas en la capital invitada por el colectivo artístico SAAS. El librero e intelectual Antonio Ruiz la introdujo en la tradición de los sanjuanes y José Tudela la asesoró y documentó para dirigir San Juan del toro, un cortometraje de 11 minutos de duración sobre los festejos sorianos, rodado en color en el año 1965, con el que, además, debutó en el mundo del cine. Este valioso e histórico filme, junto con otros trabajos cinematográficos que la artista y cineasta Nadia Werba (París, 1926) realizó en España en los años 60, acaba de ser restaurado por la Filmoteca Española y su resultado, estrenado en la pasada edición del Festival de Málaga como tributo al legado cinematográfico de una cineasta hoy muy desconocida, pero trascendental en el cine documental español. 

La vida de Nadia Werba es en sí el reflejo de la propia historia  del siglo XX. Nacida en el seno de una familia judía francesa, el ascenso del nazismo y su expansión por Europa motivaron su huida a Argentina donde, cursando estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires, entró en contacto con el mundo del arte. Tras la II Guerra Mundial, la joven regresó a París. Allí completó sus estudios de pintura con Fernand Léger y André Lhote y, ya casada con el periodista Hank Werba, recaló en España, donde entró en contacto con el mundo del cine a través de las grandes superproducciones hollywoodienses auspiciadas por Samuel Bronston.

«Durante muchos años en los que me dediqué a pintar, a exponer y a expresarme con estos medios, simultáneamente, seguía con inmenso interés toda manifestación cinematográfica y colaboraba esporádicamente en diversas películas como consejero artístico o ayudante de dirección», explicaba en una entrevista concedida en abril de 1966 al rotativo provincial Soria, hogar y pueblo. Pero «desde hacía años deseaba crear algo también en este campo», continuaba. Las condiciones propicias cuajaron en Soria. El tema estaba claro: los sanjuanes. «Me interesó la posibilidad de llevarlos al cine», confesó la cineasta. «Mi documental, en la medida que ha llegado a millones de personas, ha contribuido a despertar el interés por ellas», insistía la cineasta que, posteriormente, rodaría sobre el mundo del flamenco Maestros del duende, con el que competiría en el Festival de Berlín de 1966, y Unos chicos, unas chicas, en torno la llamada generación ye-yé.

Nadia Werba, la cineasta de San JuanNadia Werba, la cineasta de San Juan«Estalla la pólvora. A la luz de las bengalas se cierra este ciclo del que el toro ha sido eje y símbolo», relata una voz en off a lo largo del metraje de San Juan del toro sobre unas imágenes del Adiós, San Juan en un hermoso color que ha sido restaurado con mimo a partir de una copia de exhibición bastante deteriorada cromáticamente. En este sentido, Concha Vilariño, consejera técnica de la Filmoteca Española resaltó en la presentación de los filmes durante la XXVII edición del Festival de Cine de Málaga que, a pesar de ello, se ha conseguido devolver la tonalidad original de proyección. 

Además, en el filme se pueden ver unas preciosistas secuencias de La Saca, la animación de las peñas e incluso a un jovencísimo futuro Premio Nobel, Camilo José Cela, que aquel año fue pregonero de las fiestas. 

La repercusión de San Juan del toro fue de gran impacto en su época. El filme compitió por el premio para películas de corto metraje de carácter turístico y participó en varios certámenes cinematográficos internacionales como la Semana de Cine Español de Nápoles, el Dei Popoli de Florencia o el Festival de Cine en Color de Barcelona, donde obtuvo una mención especial por su belleza plástica e interés humano. Para la directora, que sólo en los años 80 se adentraría en el cine de ficción con My mother, my daughter (1981) y Eva's dreams (1982), ambas rodadas en Estados Unidos, «estas fiestas tan vitales, tan auténticas, son prácticamente desconocidas fuera de Soria... Deben darse a conocer porque poseen una variedad y una fuerza propias», apuntaba  Werba en su entrevista en Soria, hogar y pueblo. 

Eso sí, insistía, «estos festejos deben de vivirse. Toda imagen sólo puede sugerirlas con más o menos fortuna». Lo que sí atesoraba sin reservas era «el mejor de los recuerdos» sobre los sanjuanes y sobre los sorianos «que, de un modo u otro, a sabiendas o no, [fueron] copartícipes de la realización» del cortometraje. San Juan del toro fue una producción ambiciosa en sus objetivos artísticos, pero modesta a nivel presupuestario. 

De hecho, la artista se lamentaba de la falta de medios económicos. «Existen límites insalvables con un presupuesto limitado», confesaba. Aún así, como reconocía ella misma con franqueza, «todos los críticos coinciden en que está entre los mejores [documentales] realizados en España». 

encuadres, ritmo. Para Werba hacer cine era un proceso intuitivo en cuanto «a encuadres, decorados y ritmo» que venía determinado en gran parte por su formación pictórica. No en vano, su obra está representada en grandes museos como el Reina Sofía de Madrid. Para la profesora de la Universidad Carlos III de Madrid Lucía Rodríguez, una de las primeras investigadoras de la obra cinematográfica de Werba, los cortometrajes documentales que rodó en España están impregnados de «la búsqueda de la autenticidad desde un lugar situado en la modernidad». De ahí que el estudio de su filmografía y el de otras pioneras del séptimo arte en España sea crucial para entender, no sólo el cine español, sino también la propia historia del país. 

La restauración de los filmes  de Nadia Werba que la Filmoteca Nacional ha llevado a cabo en colaboración con la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) y la Universidad Carlos III pone una primera semilla para ello y coloca el foco en la trayectoria de esta artista fascinante que, como recalcaron en el Festival de Málaga su hijo Marco y su nieta Gila, siempre enseñó «a mirar el mundo de otra manera, fijándose en cada detalle y en la belleza de las cosas».