"Las siglas de Predif no significaban mucho para los jóvenes"

P.V.
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El vallisoletano Francisco Sardón preside desde hace más de 13 años la institución que ofrece servicios a 100.000 personas con discapacidad de la Comunidad y que ahora ha dado un giro con un cambio de marca: de Predif a Impulsa Igualdad

Francisco Sardón.

Predif da un salto con un cambio de nombre y de lema, que ahora pasa a ser 'es hora de llamar a las cosas por su nombre'. ¿Antes no se conocían?

Nuestro lema alude precisamente a que hay una necesidad en la sociedad de llamar a las cosas por su nombre, porque muchas veces nos hemos metido en un bucle de eufemismos para hablar de los problemas de las personas con discapacidad. Ahora es el momento de cambiar porque mucha gente se está acercando a nuestra entidad por los servicios de asistencia personal y los jóvenes con discapacidad que quieren tener una vida más inclusiva. Las siglas de Predif, que son de los años 80, no significaban mucho para ellos y creíamos que era el momento de dar ese cambio. Se optó por Impulsa porque solo esa palabra genera movimiento y era un guiño a las personas con sillas de ruedas, y de apellido igualdad que es nuestra máxima.

¿Es la primera vez que se decide adoptar un cambio tan importante como el de la marca?

Es la primera vez, además a nivel estatal. Llevamos un año y pico de proceso en el que hemos estado acompañados por profesionales. Ha sido largo, porque cuando ves las palabras, los nombres y los colores parece más fácil. Al final ha quedado un nombre que refleja lo que defendemos y por qué queremos seguir impulsándonos al futuro. Ese cambio generacional también se está produciendo en nuestras entidades y era necesaria una imagen acorde a la visión del mundo que tienen ahora.

Durante la presentación de la marca usted hablaba de adaptarse a las necesidades y reivindicaciones actuales de las personas con discapacidad, pero ¿qué metas se han cumplido?

Se van consiguiendo metas como la mejora en accesibilidad, porque ya hemos entendido el conjunto de los ciudadanos que es buena para todo el mundo. Hace 25 años una persona con discapacidad no podía acceder al transporte público y eso generaba una discriminación y unas frustraciones tremendas. Hemos avanzado en materia de empleo, hace 25 años nos parecía raro que quisieran trabajar. Se ha demostrado que no solo queremos sino que podemos. Y el visibilizar a las personas con discapacidad, que todos entendamos que la sociedad también es diversa y que tu vayas por la calle y veas a personas con discapacidad, en tu puesto de trabajo, en tu empresa, yendo de vacaciones y que eso sea lo normal.

¿Y en la discriminación a las personas con discapacidad?

Antes había una imagen de la personas con discapacidad que éramos personas que habíamos sufrido un drama, que era difícil acercarse a nosotros porque éramos tristes, sin perspectivas de vida, y solo podíamos recibir palabras de pesadumbre. Eso ha cambiado muchísimo, ya vivimos en un marco de derechos y nadie nos tiene que dar las cosas por ese sentimiento caritativo. Ahora existe un marco de derechos y leyes, que han supuesto que las personas con discapacidad tengamos un marco de derechos que obliga y exige a las administraciones a proveernos de apoyos para que podamos desarrollarnos como personas.

¿Cuáles son los principales programas novedosos que se van a fomentar desde Impulsa Igualdad Castilla y León?

Principalmente vamos a seguir proveyendo de actividad a todas las personas con discapacidad centrados en tres aspectos. El primero desarrollar la figura de asistente personal, que para nosotros es fundamental, porque defendemos que las personas tengan capacidad de elección, que puedan elegir qué apoyos necesitan en cada momento de su vida. Y esto es fundamental también para el entorno rural. Para nosotros la asistencia personal es el pilar que permite a las personas desarrollar su proyecto vital. También estamos potenciando un proyecto como el de los pisos de transición a la vida plena con dos pisos en Valladolid, para que aquellas personas con una discapacidad que no hayan vivido nunca solos y que quieran afrontar ese paso, puedan experimentar qué es lo que necesitan. También otra parte importante es desarrollar actividades en el marco del turismo y de acceso a la cultura, que somos una entidad líder en turismo accesible. Las personas con discapacidad durante muchísimos años hemos tenido vetado poder viajar por falta de accesibilidad y apoyos, lo que nos ha dificultado crecer como personas. Aquí tenemos un programa pionero en Valladolid donde hemos puesto en marcha el primer servicio de asistencia personal para el turista en el destino. Esto es aquella persona que quiera viajar a nuestra ciudad desde cualquier parte del mundo y necesite un apoyo para poder estar en la ciudad, lo va a poder encontrar.

¿Cuántos asistentes personales hay en la actualidad en Castilla y León?

Ahora mismo hay 2.100 asistentes personal contratados por diferentes entidades y es un número importante, pero yo creo que todavía tiene mucho desarrollo y potencial. En los próximos tres o cuatro años deberíamos llegar a los 20.000 asistentes personales trabajando en nuestra Comunidad, tanto en las ciudades como en el medio rural. Y ese es el reto.

¿Los programas de asistencia personal, junto con otros que desarrollan, reciben suficiente apoyo económico desde las administraciones públicas?

Siempre son insuficientes porque al final todo cuesta. Tenemos un marco de derechos que es fundamental, pero eso conlleva un catálogo de prestaciones que hay que dotarlas bien económicamente y aquí sí que debemos ser más exigentes y que el sistema de dependencia esté mejor dotado económicamente por parte del Gobierno y de las comunidades autónomas. Lo que no puede ser es que la asistencia personal se convierta en una prestación de servicios que conlleve que tengas que desembolsar más del 60 por ciento de tus ingresos, eso es lo que no puede ser. Aquí todavía tenemos que ser críticos y el sistema de dependencia tiene que estar mejor dotado económicamente, y además con una dotación estable que no esté al albur de vaivenes políticos o económicos. Una financiación estable que permita a las personas vivir estos apoyos sin tener que morir en el intento.