La sequía y las avispas comprometen la campaña de miel soriana

S.Ledesma
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Algunos productores han pasado de tener 550 colmenas a 170 en dos años;otros han multiplicado por cuatro la pérdida de abejas sin razones aparentes

La sequía y las avispas comprometen la campaña de miel soriana - Foto: Javier Ródenas Pipó

La campaña de miel, un año más, se avecina desastrosa como consecuencia del cambio climático. La sequía no permite mantener ni siquiera las plantas silvestres autóctonas más resistentes a estos cambios, no hay floración y, si la hay, regresa el frío y las deja en malas condiciones. Esto repercute en la producción de polen, un nutriente importante para las abejas, que fallecen a centenares por la falta de alimento y como consecuencia del ataque de avispas (muy activas el año pasado). Algunos apicultores sorianos han visto reducidas sus colmenas hasta en un 70% sólo en los dos últimos años; otros, hablan de que han notado una mortandad de más del 40%. La situación es crítica y las soluciones poco probables: el cambio climático se antoja irreversible y las ayudas, inciden los profesionales, «pueden ser un estímulo, pero no una solución». 

Desde Flor de Soria, con más de tres décadas de intensa labor, explican así el panorama: «La situación es la peor de las que puede haber. No hay producciones: hace dos ya fue muy mal y el año pasado fue nula, al menos en mi zona (Arcos de Jalón, Medinaceli, Santa María de Huerta y montes de Almazán). Este año se suma la agravante de que las abejas se quedaron desastrosamente mal por la falta de comida. Las bajas este invierno han sido enormes por la falta de nutrición, porque, como todo ser vivo necesitan hidratos de carbono y proteínas y las flores no tienen polen. Les ponen miel, que son hidratos de carbono, pero si no hay polen... Las colmenas llegaron muy mal a final de temporada, sin abejas, y las avispas terminaron con un montón de colmenas». 

En teoría, las abejas dispondrían de una gran superficie para encontrar el polen para después elaborar esta mieles monoflorales. Sin embargo, pese a la extensión en la que se encuentran las colonias de estos polinizadores todo depende de la acción del clima. Al no haber habido lluvias «muchas plantas se habían quedado secas y las que no, muy dañadas (romero, tomillo, cantueso, espliego)». Sin flor en primavera o con las pocas que han conseguido florecer atacadas por las bajas temperaturas, la producción de polen se hace imposible. Y ahí comienza la espiral para estos insectos y para los productores. 

En los últimos dos años, Flor de Soria ha perdido cerca del 70% de sus colmenas al pasar «de las 550 a las, no sé si llega, 170-200». ¿Ayudas para mantenerlas o para incentivar la actividad? Las mismas fuentes responden: «Hay algunas, pero te tienes que comprometer a mantener el mismo número durante un determinado número de años. Pero, en estas circunstancias, es imposible. Prefiero no pedirlas a que, por falta de incumplimiento, tener que devolverlas y con intereses. Son un estímulo, no una solución. Esto es por el cambio climático y tiene mal remedio. Hace más de 30 años que lo llevamos viendo venir y cada vez está más avanzado». 

sin causas. En Gómez Zardoya, con un millar de colmenas para las que elaboran su propia cera para evitar bacterias, han percibido una mortalidad de sus abejas de «más del 40%» cuando lo habitual es del 10% anual. La comprobación la han hecho «a través de veterinarios de Castilla y León», con resultados desconcertantes: «No saben por qué están muriendo tanto». Las mismas fuentes hablan de la situación climática:«Está todo seco y va a suceder igual que el año pasado: demasiado calor por la noche, no hay rocío y con más de 35 grados la miel se derrite. Las abejas tienen que trabajar más para ventilar la colmena y se tienen que alimentar». Todo esto afecta a una producción cada vez más mermada.