José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Renovarse, pero no tanto

01/07/2023

No hay fiesta, tradicional o recientemente inventada, que no haya sufrido la evolución de los tiempos. Por supuesto los Sanjuanes de la capital también. Este fenómeno lleva décadas, al menos desde que yo guardo memoria, provocando el inevitable enfrentamiento entre los evolucionistas y los puristas. A estos últimos se atribuye la popular frase 'se están cargando las fiestas', que no se sabe bien a quien señala pero seguramente empieza por el ayuntamiento y sigue por los jurados y todos los actores festivos.
Casi todos los años por estas fechas, tengo ocasión de recordar que estos cambios, sin ser bruscos, son imparables. No hay año que no se produzca alguno, bien sea por supresión o más habitualmente por incorporación de nuevas prácticas. Hagan memoria y me ahorrarán algunas líneas. De hecho todo parece indicar que hay nuevas tendencias. Las peñas están ganando protagonismo. Mientras las cuadrillas se las ven para que la gente entre en fiestas, en las peñas hay númerus clausus, o sea, oferta limitada de plazas. ¿A dónde nos dirigimos pues? ¿Desaparecerán las cuadrillas de San Juan? No creo que tal cosa la vaya a ver yo, pero es razonable reconocer que la función que tuvieron ya no existe. En sus orígenes la cuadrilla representaba a un barrio en torno a su parroquia. Había fiesta en él si los vecinos lo decidían y asumían el costo de los gastos, el vino, los gaiteros y sobre todo el novillo. Ya no es el caso. De hecho, por una razonable redistribución de la población, esos vínculos primigenios a un barrio y a un patrón ya no existen. Y no nos engañemos, es el ayuntamiento, todos al fin y al cabo y no sólo los que pagamos la tajada, quien asume la parte del león de estas costosas fiestas.
Esto seguirá cambiando, pero no perdamos la perspectiva de que tenemos que proteger lo que queda del alma de estas fiestas y de ninguna manera permitir que se conviertan en el escenario ideal para las majaderías ridículas que se han puesto de moda, como por ejemplo las despedidas de solteros, solteras y solteres. Se diría que Soria genera un ambiente de impunidad para las estupideces alcohólicas, exhibicionistas y de otras aficiones indefinibles, amparadas en una fiesta masiva y jolgoriosa. En este punto es el momento de recordar que, del mismo modo que otros protegen su patrimonio festivo, hemos de hacer otro tanto. Ya en su día se frenó, sin mayores complicaciones, la gamberrada de los polvos en la Plaza de San Clemente a mediodía del Viernes de Toros. Hubo, asombrosamente quien se quejó argumentando que formaba parte de los usos y costumbres, cuando apenas superó el lustro. Si tras capitales toman medidas, por qué no Soria.