Juan Antonio Suárez y Caty Gálvez centraron la atención con motivo de la marcha lenta de Soria a Aranda de Duero por la A-11 el 25 de agosto de 2019, al realizar a pie el trayecto de120 kilómetros en cuatro etapas con el fin de apoyar las reivindicaciones de las plataformas ciudadanas convocantes, entre ellas Soria ¡YA!, con la que están muy implicados aunque residan en Barcelona. Un año después, El Día de Soria se ha puesto en contacto con ellos para que hagan un balance de la situación de la autovía que nunca se acaba... «Precisamente estuvimos por allí hace unos días y comprobamos que algo han avanzado respecto a lo que vimos que estaba más retrasado cuando pasamos andando en 2019. Vimos algún trasto por allí y es señal de que, por lo menos, alguien hay trabajando, aunque no se avance mucho», comentan recordando que «en la zona cercana a Aranda desde San Esteban de Gormaz las obras estaban abandonadas desde hace años, con alcantarillas obstruidas por la maleza». 

Juan y Caty también se hubieran unido a la marcha lenta las plataformas habían planeado para estos días, en esta ocasión la otra parte de la autovía, de Aranda a Peñafiel, pero que se ha tenido que aplazar por la pandemia. «Sí que hubiéramos ido, los cerca de 40 kilómetros en dos mañanas, para no forzarnos mucho y teniendo en cuenta que es verano», apoyando con su presencia el acto reivindicativo porque «es una forma de ayudar y dar visibilidad». Esta pareja, que estuvo en un grupo de senderismo durante 32 años con el que se han ‘pateado’ toda la península, se mantiene en forma para cuando vuelva a participar en otra movilización, con paseos diarios por su zona y vistiendo la camiseta de la Soria ¡YA! «Si hubiera que ir a Soria andando también lo haríamos, explicando los motivos como lo hicimos la otra vez», apuntan con esperanza Juan y Caty.

momentos. Recuerdan «momentos muy bonitos» de su caminata de Soria a Aranda, como cuando les paraba la gente en cualquier pueblecito e incluso les saludaban los trabajadores de las propias obras. Caty se queda con la llegada a El Burgo de Osma y la amabilidad de muchas personas que, espontáneamente y mientras tomaban unas cañas tras pasar andando muchas horas, les ofrecían sus casas para cenar y dormir. «Es una experiencia fantástica poder conocer a gente así», destaca esta pareja.

Juan, por su parte, asegura que «especial era cualquier momento, que la gente nos prestara antención y supiera que íbamos apoyando algo y ser una voz más...». Les sorprendió que los convocantes les hicieran hablar en el acto central de Aranda, «con nuestra presencia y apoyo ya era suficiente... pero no me importó dirigirme a esas personas que estaban protestando y pidiendo lo mismo que yo». «Creo que la gente entendió y apoyó nuestro  mensaje», añaden satisfechos. Insisten en que ellos no tienen «ni colores ni siglas», que su apoyo fue «para que los sorianos no tengan que salir fuera [como tuvo que hacer Juan]» y la provincia sea una zona con oportunidades en la que sentirse «cómodo y atendido».