Los que 'tiran del carro' también se cansan

Sonia Almoguera
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Los responsables de agrupaciones, algunos con más de 30 años al frente, urgen a que la gente se comprometa y coja el relevo para garantizar su continuidad

Los que 'tiran del carro' también se cansan - Foto: Eugenio Gutiérrez MartÁ­nez

Cuando Adolfo Sainz presentó su candidatura a la presidencia del Casino Círculo Amistad Numancia entre las múltiples felicitaciones recibidas alguien también le advirtió con sentido del humor: «Te jubilarás y seguirás siendo presidente del Casino». Después de doce años al frente de la institución sociocultural, Sainz está empezando a pensar que el comentario tenía ya entonces algo de premonitorio. Aunque, en realidad, lejos de ser una ‘predicción’ arriesgada, la falta de relevo al frente de las asociaciones se ha convertido en un mal generalizado que afecta especialmente a las agrupaciones de larga trayectoria. 

Lo saben bien Ignacio Gutiérrez o Eliseo Gonzalo que llevan alrededor de 30 años al frente de la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de La Barriada y del Barrio de San Pedro, respectivamente. Ambos hace años que ‘lanzaron un órdago’ y dimitieron de su cargo para forzar a que alguien diera un paso adelante y asumiera la responsabilidad de implicarse en la presidencia... Pero nadie lo hizo, así que no les quedó más remedio que continuar. Otros, como Adelina Gil, que ya fue presidenta de la Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) Soria hace unos años, asumió de nuevo la presidencia en 2020 ante la falta de voluntarias y el riesgo de que la entidad desapareciera, algo que, asegura, no podía concebir ni consentir. «¿El futuro de las asociaciones? Pues lo veo negro, las cosas como son», comenta Adelina Gil. 

Corría el cambio de milenio cuando la provincia de Soria asistió a la desaparición del Consejo Provincial de la Juventud, hasta ese momento, un dinámico ente de interlocución de los jóvenes sorianos ante las instituciones que consiguió poner en marcha «algunos proyectos pioneros» e introducir una nueva perspectiva juvenil en las políticas del Ayuntamiento de Soria y la Diputación Provincial. Sin embargo, la falta de relevo en sus órganos de dirección acabó con una traumática desaparición que aún sigue doliendo al que fuera su último presidente, el hoy diputado por Soria, Javier Antón. «El mundo asociativo juvenil ya en aquella época tenía sus problemas y sus hándicaps», recuerda. «A los 50 años no se puede seguir siendo presidente del Consejo de la Juventud», insiste. 

La trayectoria vital de una agrupación juvenil tiene que ser, por fuerza, menor que otras entidades de otro tipo si no cuentan periódicamente con savia nueva, considera. Pero, echando la vista atrás, Javier Antón sí cree ahora que esa «falta de ganas» llegó antes al mundo asociativo juvenil soriano. De hecho, lo que precipitó la desaparición del Consejo de la Juventud de Soria fue, indirectamente, que tampoco las propias entidades que formaban parte de ella eran capaces de  encontrar voluntarios para participar en las asambleas del Consejo.

tejido «tocado». El tejido asociativo juvenil estaba entonces «tocado» y de alguna manera anticipó «lo que estamos viendo» en otro tipo de agrupaciones en las que siempre están «los mismos» al frente. «La esperanza que teníamos era que, con el tiempo», y ayudando a fortalecer de nuevo el mundo asociativo juvenil, se pudiera «reflotar el Consejo». Pero el deseo no se ha visto cumplido hasta ahora aunque, en este sentido, Javier Antón sí detecta un cambio de tendencia en la participación juvenil en la provincia. «Los jóvenes siguen colaborando y participando, pero en formatos menos rígidos, sin esa estructura estanca de las asociaciones tradicionales» y, en muchas ocasiones, «a través de expresiones artísticas». 

A la desaparición del Consejo de la Juventud se unió años más tarde y después distintas crisis, la de la Federación de Asociaciones Vecinales. Aunque si se echa un vistazo al Registro de Asociaciones del Ayuntamiento de Soria, que componen actualmente alrededor de 208 entidades de todo tipo (juveniles, vecinales, culturales, sociales, empresariales), es fácil detectar que un elevado porcentaje de ellas lleva años sin actividad. La siguiente podría ser la Asociación de Vecinos de San Pedro. Eliseo Gonzalo y los otros cuatros miembros de la Junta, ya pasados los 80 años, no se ven con fuerzas para seguir. «Si no se presentan voluntarios a principios de año, cerramos la asociación», advierte Gonzalo.

Para el presidente de Recuerdo y Dignidad, Iván Aparicio, desde el 15 M ha tenido lugar una buena «carnicería» en el movimiento asociativo soriano, quizá al hilo de que el perfil de persona joven que trabajaba y estudiaba y compaginaba estas labores con el activismo social ha caído en Soria a «niveles deprimentes». «Se ha ido de Soria gente valiosísima», destaca Aparicio, que han dejado ‘huérfanas’ muchas iniciativas sociales y culturales que nacieron en aquellos años. Desde los mercadillos de La Aurora, a los Ateneos libertarios o propuestas como la Red Soriana de Ayuda al Refugiado, hoy inactiva. En muchos casos, alega el presidente de Recuerdo y Dignidad, no obstante, «también nos acostumbrados mucho a que una persona dirija todo», a que ‘tire del carro’. En su caso, añade Aparicio, con quince años en la presidencia de Recuerdo y Dignidad, se siente actualmente un privilegiado. «Aunque en algunos momentos ha sido casi una asociación unipersonal, hoy sí que hay una implicación muy importante de gente que ha asumido cargos y trabajo y si sigo como presidente es más por una labor de coordinación, pero estoy convencido de que esta gente cogerá el relevo pronto», apunta. De alguna manera, Recuerdo y Dignidad rompe también  la tendencia de falta de voluntariado y personas dispuestas a asumir responsabilidades. «En la exhumación de La Riba de Escalote éramos 35 personas», expone. 

Aún así reconoce que el activismo es «muy sacrificado».  Y, eso, compromiso, es lo que más echan en falta las asociaciones, especialmente las que llevan ya bastantes años de trayectoria. A Ignacio Gutiérrez, presidente de la Asociación de Vecinos de La Barriada, sigue sin entrarle en la cabeza que nadie, entre los 800 socios que a día de hoy la componen, no haya «20 o cinco» que se animen a formar parte de la Junta Directiva. «¿Tan difícil es?», se pregunta. «La gente piensa que es algo muy complicado. Sin embargo, la labor es muy sencilla», anima Gutiérrez. Pero la falta de participación la detecta también incluso «para hacer sugerencias». El presidente de la Junta General de Cofradías de Semana Santa, Daniel Madrid, prefiere tomar el asunto con humor. «Normalmente, no hay que pegarse con nadie para ser presidente» de una entidad, comenta, y apela a que contar con un buen equipo es básico para que estar en una junta directiva no sea ninguna carga. En cambio, para el presidente de la Coral de Soria, Pablo Sanz, la situación tal vez tenga algo que ver con el ADN soriano, «porque parece que somos reacios a comprometernos», concluye.