La nueva vida de Tanya y Olena en Duruelo

Ana Pilar Latorre
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Izyum, su ciudad, destruidas. Estas dos refugiadas, madre e hija, esperan un acuerdo de paz cuanto antes y lanzan un mensaje de ánimo a los que continúan allí para «aguantar, proteger a sus familiares y defender el país»

La nueva vida de Tanya y Olena en Duruelo - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Duruelo de la Sierra se convirtió en el primer pueblo de la provincia en acoger a refugiados de Ucrania y esta semana permanecían allí tres de los seis que vinieron con Vicente y Valeria Hernández desde Bratislava (Eslovaquia). Se trata de Tanya, Olena (su madre) y Kiryn (su bebé de un año y un mes), que reciben a El Día de Soria para comentar su situación. 

Poco a poco se van acostumbrando -los vecinos se están volcando con ellos- y aseguran estar «tranquilas», pero se han visto un poco abrumadas por el interés informativo de su llegada. Les acompaña Alberto Abad, quien les acoje en su casa, como otros vecinos cuyos huéspedes han marchado ya a otras ciudades, como Puerto de Santa María y Oviedo.

Tanya (de 28 años) y Olena (de 55 años) comentan que son de Izyum, una ciudad de 46.000 habitantes de la región de Jarkov, al Este de Ucrania. «Está casi totalmente destruida», comenta la joven de 28 años, el 8 de marzo Rusia bombardeó el hospital central. El pasado domingo por la mañana supo a través de las noticias que su casa también había sido destruida, entre lágrimas lo contó a Alberto y su familia. Salieron de allí con lo justo, una maleta con algo de ropa y documentación, además de lo necesario para el bebé. 

«Todos los días» se comunican por móvil con su marido, que es voluntario (de momento, no lucha en el frente), y otros familiares. Ellas han podido escapar y a los que siguen les envían un mensaje de apoyo: «Aguantar, proteger a sus familiares y defender el país». En unos años, les gustaría que Kiryn conociera una Ucrania «floreciente» como país independiente.

Mientras dure la guerra planean quedarse en España (la acogida en Duruelo es temporal) y «en el futuro, si hay un lugar al que poder regresar en Ucrania, me gustaría volver a casa». Esperan que las conversaciones diplomáticas consigan un acuerdo de paz para frenar la invasión cuanto antes y evitar tanta destrucción y muerte. Esta semana acudieron a la Fundación Cepaim, donde les explicaron cómo tramitar los documentos necesarios como refugiados.

acogida. Alberto Abad, alcalde de Duruelo, intenta que los medios no agobien a estas personas porque «vienen de lo que vienen», es decir, huyen de la masacre rusa en Ucrania, con demasirdas emociones, demasiado dolor. El pueblo entero hace lo posible para que su estancia en Soria sea de lo más agradable y no les falte de nada. Este mismo martes las acompañaba a la peluquería de una vecina de Duruelo, que se ofreció a cortarles el pelo y peinarles. «El niño es un solete», repetía Alberto, que se instalaba en el móvil ese día una aplicación para traducir con voz las conversaciones que tienen (antes tenía solo uno de texto). Es el sistema que usa también este medio para comunicarse con ellas.

«Las estamos mareando y aún no se han asentado, ponen su buena voluntad pero necesitan estar tranquilas», apuntaba el alcalde reflexionando con pesimismo sobre el final de la invasión de Ucrania. «Es difícil frenarlo porque puede desencadenarse una tercera guerra mundial», lamenta, y serán muchas las personas que haya que atender en Europa con motivo del conflicto. «Cuando pase la guerra, esta pobre gente querrá volver a su país pero tendrán que reconstruirlo...», añade.

Duruelo se ha volcado para acoger a estas personas que han recorrido cerca de 5.000 kilómetros desde su ciudad hasta Soria para mantenerse a salvo. Blanca Rubio, que acogió en su casa a Asia y su hija de un año Mia, explica que ellas ya se marcharon de Duruelo hace unos días. «Las llevamos a Madrid y después se han traslado al Puerto de Santa María, donde viven sus padres desde 2004», comenta. Siguen en contacto a través del móvil, «pero es muy complicado hablar». En su caso, se decidió a recibir a estas personas porque se pone en su situación y también querría que si le ocurriese algo parecido, tener que salir corriendo de su casa, le ayudaran a salir adelante. 

Ascensión Asenjo, otra vecina del pueblo, apuntaba que estas personas «no han perdido la sonrisa en  ningún momento» a pesar de las circunstancias y han mostrado desde que llegaron su agradecimiento. Rocío Martín apuntaba que han conseguido ponerse a salvo tras recorrer miles de kilómetros pero están muy tristes porque «dejan a sus padres y maridos atrás» y por la situación, ya que hay mucha incertidumbre y no ven próximo el fin del conflicto.

acciones solidarias. Cada vez son más las acciones solidarias a lolargo de toda la provincia. Al envío de ayuda humanitaria se han sumado los viajes de particulares que trasladan a personas a Soria, aunque desde Diputación se ha pedido que la acogida se lleve a cabo por los cauces establecidos para que los refugiados lleguen con todas las garantías médicas. Los ayuntamientos de la provincia ya han ofrecido casas y  algunos como Noviercas acondicionan las antiguas escuelas para su estancia. En la capital, el Ayuntamiento de Soria cede dos pisos a Cruz Roja para complementar la atención.

La Delegación del Gobierno en Castilla y León anunció esta semana que las solicitudes de refugio temporal se tramitarán en las comisarías. Hasta el momento son cuatro las que se gestionan en Soria. En 24 hora se puede contar con el permiso de residencia y trabajo por un plazo de hasta tres años.