El último de los integrantes del Grupo Ibiza 59 ha fallecido este miércoles en el Hospital Virgen del Mirón a la edad de 99 años. Nacido en 1923 en Soria, estudió en Aula Nueva en Madrid donde amplió su formación artística, en especial en el ámbito de la cerámica. Una de sus aportaciones más notable reside en la fundación dell Grupo Ibiza 59 y del Salón Internacional de Ibiza. Soria siempre fue su ancla vital convirtiéndose en miembro fundador de la Sociedad de Artistas Actuales Sorianos.

Isabel Goig retrató su figura en el año 2016 en El Día de Soria, texto que reproducimos en su memoria:

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"Son noventa y tres años, mucha vida, mucho Arte, para resumir en tan poco espacio. Antonio Ruiz Ruiz, soriano de pura cepa, hijo del industrial Gonzalo Ruiz Pedroviejo, sabe todo sobre una Soria muy distinta a la de hoy, donde los intelectuales se ocupaban del cultivo de la Ciencia y las Letras, y los artistas del Arte. Un mundo que se reunía con frecuencia en la trastienda de la librería que regentó tantos años, un espacio a modo de rebotica decimonónica, pero impregnada de Arte y Literatura. Vivió en Ibiza cuando aún no había llegado a la preciosa isla el movimiento hippie, cuando todavía, a la casa de Sa Portella, en la Dalt Vila, donde residían, era necesario subir el agua. Era una casa donde, a decir de Pilar, su mujer, «corrían caballos». Allí, en Ibiza, nació su hijo, el escritor y también ceramista Antonio Ruiz Vega. Fundó, junto con otros artistas, en Grupo 'Ibiza 59', todavía recordado, y que mereció una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza en el año 1992 y más tarde en el 2002. Exponían en la galería 'El Corsario', de la que fue director. Volvió a Soria, ya con dos hijos, luego nacerían dos más. Antonio Ruiz Ruiz se había casado con una bella andaluza, Pilar Vega, con quien lleva más de sesenta años compartiendo vida, hijos y nietos. Su hijo, en 'Recuerdos de El Marceliano', publicado en un especial del año 2001 de Abanco/Cosas de Soria, con motivo del homenaje que José Luis Arense Medina le hizo en su Galería Arco Romano de Medinaceli, recuerda los años de gran creación de su padre en su taller, situado en una zona de Soria entonces sin urbanizar, en lo que hoy son las calles Mariano Vicén, Fueros de Soria y alrededores. Allí, Antonio Ruiz daba vida y sensibilizaba la materia, según sus propias palabras. De sus manos salían, como antes en Ibiza, escultopinturas, composiciones cerámicas realizadas con dibujos de inspiración fenicia, numantina, y celtíbera en general. Poeta de la arcilla, principalmente. En Soria impulsó, a final de los años sesenta, el Salón y Museo del Toro y los grupos culturales SAAS, Cine Club y SAAS/2, los dos primeros estrechamente relacionados. Cualquier proyecto que él ha lanzado o apoyado ha sido seguido por la flor y nata de la intelectualidad. El Museo del Toro lo fue del arte contemporáneo, no dedicado al toro, aunque sí una parte de él, pero con carácter internacional. Fueron los años en que Antonio Ruiz trató de conseguir para la Cultura el edificio de los Condes de Gómara, entonces ocupado por Falange y afines, sin conseguirlo. La obra del Museo del Toro fue desalojada y expoliada en parte por algunos responsables municipales de la época. La seguridad de una de sus propiedades dio cobijo a las obras de artistas de la SAAS. Fue en la Avenida de Navarra, donde más tarde simultanearía galería con librería. Decir que Antonio se ha rodeado siempre de artistas e intelectuales, y nombrarlos, añade poco a su singularidad. Pero es necesario mencionarlos porque su librería era parada obligada, cuando no única, de Camilo José Cela, Will Faber, Odón Alonso, Peter Handke, Tristán Tzara, José Antonio Labordeta, Severo Ochoa, Dionisio Ridruejo, Juan Antonio Gaya Nuño, Rafael Alberti..., la lista sería interminable. Su lucha por la Cultura y por Soria ha sido constante. La variante Sur/Norte. Los árboles de la plaza de San Esteban, que le llevó al banquillo. Si hubiera acabado encarcelado, no hubiera sido la primera vez, la lucha conlleva eso. Y ahora sigue luchando, a sus 93 años, para que el edificio del Banco de España se convierta en Museo de Arte Contemporáneo. Lector infatigable, Antonio Ruiz Ruiz es arte vivo, memoria intacta de una Soria ya lejana, donde y cuando la Cultura estaba en manos y espíritu de los intelectuales, sin que por ello se le regateara a todo aquel que quisiera acercarse a ella".