Adnamantinos con corazón rojiblanco

S. Recio
-

Mario Cubero y Dani Martínez defienden al Almazán en Copa del Rey con una vida vinculada al 'Atleti'

Adnamantinos con corazón rojiblanco - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Mario Cubero

Mario Cubero es de esos aficionados del Atlético de Madrid que siente a ese club desde la cuna. Este adnamantino de 38 años  es el delegado del Almazán desde hace ocho temporadas y casi se vuelve loco cuando vio que sus dos amores se enfrentarían en Copa del Rey. «Casi me rompo la mano celebrándolo», recuerda ahora con una sonrisa.

Si para la villa soriana este partido será el más especial de su historia, para Mario todo tiene un significado más especial. Vivirá el encuentro al lado del 'Cholo', interactuará con sus ídolos, y lo que es más importante, disfrutará de algo que parecía imposible. «Todavía estoy que no me lo creo», reconoce. «¿Cuántas posibilidades había de que esto sucediese?», se cuestiona sorprendido.

Es solo una de las muchas pequeñas historias que se pueden contar de un acontecimiento que en Almazán definen como si fuese 'El Gordo' de la lotería. Es la magia de la Copa, aunque el partido tenga que jugarse en Los Pajaritos.

Sentimiento. Son muchos los que se han acercado a Mario para que aclare si quiere que gane el Atlético de Madrid o el Almazán. «Aquí no hay dudas, con el escudo no se negocia», afirma con rotundidad. Por supuesto, se refiere al del conjunto adnamantino. «Les digo que eso no me lo pregunten, soy del Almazán a muerte, no quiero que pierdan ni un amistoso, y menos este partido», cuenta con orgullo.

En cuanto a su labor, se centrará en realizar todo lo que suele hacer. «Mi trabajo sigue siendo el mismo, será todo a lo grande, pero tengo que estar atento a lo mismo de siempre», manifiesta Cubero. Pero claro, lo que tiene alrededor es lo que suele ver por la televisión. «Los protagonistas cambian y eso sí te pone un poco nervioso, voy a estar cerca de la gente que más admiro», cuenta con rotunda sinceridad.

A pesar de ser un asiduo del Metropolitano, el adnamantino quería jugar en La Arboleda, en su casa. «Al menos se celebrará en Soria, pero esa opción era la última», aclara. Al estadio del Atlético de Madrid suele acudir al menos tres veces al año. «Es un sentimiento que no se puede explicar, pero el amor al Almazán está por encima de todo esto», aclara una vez más.

En la grada de Los Pajaritos estará su hijo de 17 meses. «Ya es del Atlético de Madrid, de eso me ocupo yo», cuenta mientras se ríe. «Pero en ese partido tiene que ir con el Almazán, ya se lo estoy explicando», afirma. Todavía muy pequeño, puede que se haga un lío. «Vivirá algo histórico, todos hablaremos de esto durante toda nuestra vida», concluye. Siendo además colchonero, no va a dormir bien durante todos estos días.

Daniel Martínez

La plantilla del Almazán vivió de formas muy diferentes el momento en el que el Atlético de Madrid se convirtió en su rival de Copa del Rey. La gran mayoría estaba trabajando y ese fue el caso de Dani Martínez. «Estaba en la oficina del banco con el móvil escondido», comenta el centrocampista. «Cuando se supo no podía estar quieto, casi me da algo», recuerda ahora todavía con la emoción en el tono de su voz.

La particularidad de su caso radica en que el jugador leonés es el único de la plantilla con pasado colchonero. Militó durante dos temporadas en su cantera juvenil. «Fue la etapa más bonita de mi vida en el mundo del fútbol», reconoce. «Estar en uno de los clubes más grandes que existen te da una visión de este deporte que no tienes en ningún otro lugar», analiza. 

De eso han pasado ya 11 años y después Dani Martínez ha vivido la dureza del fútbol. Una lesión de tobillo dio paso a un recorrido por varios equipos de Tercera División para acabar ya hace cuatro temporadas en el Almazán. «Fue un gran cambio, pero si llevo aquí todo este tiempo, es porque me siento muy bien en este equipo», comenta. A sus 29 años le llega ahora la oportunidad de vivir algo que ya estaba en el olvido.

Recuerdos. Es inevitable que a Dani Martínez se le pasen por la cabeza innumerables anécdotas sobre sus vivencias en la cantera del Atlético de Madrid. «Ese cambio fue duro al principio porque te vas muy joven a otra ciudad», reconoce. «Pero una vez que te pones a entrenar te das cuenta de que es algo impresionante», detalla con nostalgia.

En ese equipo coincidió con jugadores como Óliver Torres o Saul. «No creo que se acuerde de mí», asume con humildad. «Si tengo que quedarme con una camiseta al terminar quiero la suya o la de Koke», explica el centrocampista. «Aunque no estuve con él sí que coincidíamos incluso en el mismo instituto», matiza Martínez. «Sería muy bonito poder quedarme con ese recuerdo tantos años después», expresa con deseo.

Lo más curioso del leonés es que hasta llegar allí, su equipo era Real Madrid. «Todo cambió cuando pisé el Calderón», cuenta convencido. Y ahora el blanco vuelve a ser su color. «En el campo no hay más que el Almazán, vamos a darlo todo parar hacer historia», avisa mientras se percibe un brillo en su mirada. «Sabemos que es muy complicado, pero esto es la Copa y ya lo hemos visto antes», advierte.

Dani es el ejemplo de un grupo de jugadores que no se conforman, que buscan escribir la página más gloriosa en la historia del Almazán. A su vez, quieren conseguir que el Atlético de Madrid jamás se olvide de enfrentarse a ellos.