Jesús de Lózar

Jesús de Lózar


Bicis

29/10/2022

Me volví y no vi a mi hermano. Ya no estaba. Un escalofrío recorrió mi espalda. Y ahora, qué le digo a mi madre. Cuándo le había perdido. Iba muy rápido con la Gimson de chica color malva solo con freno delantero. La carretera estaba sin asfaltar y con los baches y los botes había salido volando.
Tenía menos de cinco años, iba en el asiento de atrás y me metí las piernas en los radios de vacaciones en Los Corrales de Buelna. Coleccionaba los cromos de ¡Chaval, toma Vitacal!, unas chocolatinas donde aparecía un ciclista de nombre impronunciable: Gabicagogeascoa. Íbamos a las fiestas de los pueblos, primero andando, pero visto lo que tardábamos sobre todo a la vuelta, cogíamos la bici, dormíamos en las eras y volvíamos al día siguiente. El tío Asterio, con su blusón negro, venía todos los lunes al mercado desde su pueblo en su bicicleta con barra. Después del trabajo el tío Chepe iba al majuelo andando en bici. En el pueblo todos íbamos en bici.
Cuando llegué a Soria después de vivir muchos años en Madrid pensé que de nuevo podría ir en bici. Vivía al final de la Zona y mi trabajo estaba en lo que llamábamos Centro Soria. Un día lo intenté, bajé pero ya no volví a subir. Esta ciudad no es Amsterdam y hace cuarenta años no había bicis eléctricas ni carril bici. Después compramos una Orbea de carreras que nos costó la friolera de cien mil pesetas de esa época, que he utilizado muy poco y que como muchas otras cosas está en el garaje. Pero hoy hay más bicis en casa y casi todas son eléctricas. Todas las mañanas veo a mi hija como un extraterrestre con su casco y su bicicleta camino del trabajo. Hoy ir en bici se ha convertido en algo que no extraña a nadie. Su uso se ha generalizado sobre todo con la incorporación del motor eléctrico. 
Disfrutamos con los triunfos de Miguel Induráin, cinco veces seguidas vencedor de la prueba francesa,  y sufrimos lo indecible el año en el que Perico Delgado llegó 2:40 minutos tarde a la salida del prólogo de Luxemburgo que le costó su segundo Tour. Estar pendiente todas las tardes de la televisión, esperar ansioso en tu pueblo la llegada de la Vuelta Ciclista, ir a verlos a un puerto de montaña o atravesar la carretera en la llanura. 
En esta tierra tenemos a un campeón de la Vuelta a España, Faustino Rupérez. Existe mucha afición a este deporte. Pruebas, competiciones, marchas, como la BTT Ruta de las Icnitas en Villar del Río, organización de recorridos, agrupaciones, clubs. El último en fundarse, hace apenas dos años, EponaBike liderado por Hugo Jiménez. Desde 2015 funciona de forma ininterrumpida Anillo Celtibérico, una propuesta impulsada por el medioambientalista Luis Latorre, y que ahora gestiona Tundidor Rural Vacaciones. Rutas en bicicleta de montaña autoguiadas de larga distancia, en un circuito de hasta 300 km y 2000 m de desnivel que se puede hacer por etapas atravesando enclaves privilegiados de la provincia. Menos pedalear, se encargan prácticamente de todo, para que el aficionado se preocupe únicamente de disfrutar de la ruta.
El potencial del cicloturismo, de la bicicleta de montaña y de todo lo que conlleva, organización de rutas, centros BTT de información, mantenimiento y reparaciones, alojamiento, restauración, etc. es impresionante. La Diputación de Soria y la Junta de Castilla y León están poniendo en marcha el proyecto 'Soria, paraíso del deporte'. Estamos empezando. En unos años su potencial de generación de riqueza y de empleo nos puede sorprender.