La bailarina y psicóloga Guiomar Chamarro ofrece desde el pasado mes de febrero clases extraescolares de danza y expresión corporal en el CEIP Virgen de Olmacedo de Ólvega. Formada en danza en el Conservatorio de Zaragoza y de Madrid, así como en Psicología y Motricidad, llegó a Noviercas y ofreció su experiencia para organizar actividades en la zona. «Como de danza y expresión corporal no había oferta, pensé que podía aportar actividades relacionadas con el movimiento y la salud integral, es decir, del trabajo a través del cuerpo para todas las edades», comenta Guiomar. 

Una de estas actividades que promueve es la gestión emocional a través del movimiento porque trabaja la improvisación, es decir, «el reconocimiento del cuerpo de cada uno, con sus capacidades y sus limitaciones de acción». Las actividades en la actualidad giran en torno a otras áreas, pero la bailarina y psicóloga cree que en cuestión de movimiento «estamos un poco más limitados».

En las clases extraescolares, a las que acuden cuatro alumnas tan solo al haber comenzado ya muy avanzado el curso, hacen dinámicas de juegos y creatividad, improvisación, ejercicios de memoria, coordinación de equipo... «A través del juego se aprende sobre las relaciones con su cuerpo y con el resto de personas», explica. No son clases de danza clásica, aunque si a alguien le interesa el ballet «se pueden dar clases más rigurosas». Si al curso que viene saliera grupo, daría clases de danza y también de expresión corporal, según la demanda de las familias y coordinado a través del AMPA del centro.

DANZA. Guiomar explica que en Zaragoza, por ejemplo, hay «más opciones» de aprender danza porque se puede acudir al conservaorio o la escuela municipal, pero también a escuelas privadas. «Si te interesa la danza de verdad hay más oferta» que en otras provincias y ciudades como Soria.

La danza le ha aportado mucho a nivel personal. «Durante los estudios no era muy consciente, pero ahora, después de diez años desde que terminé una etapa de ir durante 16 años todos los días a bailar (dos horas al día cuando tenía siete años a terminar haciendo más de 20 horas a la semana), ha sido como sentirme más  bailarina. Lo que ha dejado en mi cuerpo y mi cabeza se podría decir que de forma transversal estoy ágil y conozco mi cuerpo y las capacidades que tiene, lo que me ayuda en mi vida diaria a lograr ese equilibrio entre cuerpo y mente y a estar más saludable», apunta. 

Esta zaragonzana es una persona bastante activa y al estar más parada se da más vueltas a la cabeza, «si lo transformas a través del movimiento esos pensamientos van saliendo y transformándose en acción y mejora la energía». Precisamente su TFGde Psicología, que estudió tras danza y psicomotricidad para abordar la mente después del cuerpo, trató sobre Los beneficios del trabajo psicomotor en la salud integral. La conclusión es «cómo lograr ese equilibrio entre mente y cuerpo y ser más dinámico para adaptarse continuamente». Así que es lo que ella busca transmitir ahora en la zona soriana en la que reside.