Fernando González Ferreras

PREDICANDO EN EL DESIERTO

Fernando González Ferreras

Catedrático


Las listas de la vergüenza

20/05/2023

Bildu se ha quitado la careta. Después de protestar cuando les llamaban filoetarras, su irrupción en el proceso electoral con 44 condenados de ETA, 7 con delitos de sangre, es toda una confesión de sus vínculos, un desprecio a sus víctimas y sus familias (en muchos casos se presentan en los municipios en que cometieron los asesinatos) y una afrenta a todos los españoles, víctimas indirectas de su actuación criminal. Lo peor no es que lo haga Bildu (nada bueno se puede esperar de ellos), es que lo hace un socio preferente del Gobierno de España. Ahora dicen que renunciarán al acta si salen elegidos, pero el daño ya está hecho. Y su renuncia, ¿a cambio de qué?
Las listas han convulsionado la campaña electoral, aunque no es la primera vez que Bildu presenta un asesino (en 2016 un suplente en una lista) o miembros condenados (en 2020) pero esta vez el desafío ha sido mucho mayor y más importante. ¿Pagará el PSOE en las urnas la sumisión de estos cinco años?
Cuando estalló el escándalo, fue muy tibia y tardía la respuesta del presidente del Gobierno («hay cosas que pueden ser legales, pero no decentes») y sin mencionar una ruptura de acuerdos con Bildu. Algunos ministros fueron más desafortunados (Irene Montero: «Bildu elige a los candidatos oportunos». ¿Qué hubiera dicho si hubieran llevado a violadores?) o silenciosos. Tan sólo Javier Lambán («hay que romper cualquier relación con los abertzales») y Emiliano García-Page («con los asesinos ni a la vuelta de la esquina») han sido tajantes. Ahora que el PP ha convertido este tema en su mejor baza electoral e intenta convertir el 28-M en un castigo general al sanchismo, aparecen los arrepentimientos. Un poco tarde.
Se dice que ETA ha sido derrotada, lo que me parece una afirmación optimista, porque sigue habiendo miedo. ETA no consiguió todos sus objetivos, pero ha ayudado a lograr los privilegios vascos. Arzalluz lo explicó: «ETA mueve el árbol y nosotros cogemos las nueces». Para que haya terroristas tiene que haber una sociedad que no sea violenta, pero que los entienda. Han pasado más de 10 años desde que ETA dejó las armas, pero la sociedad que defendía los asesinatos sigue presente gracias a un movimiento social apoyado en el nacionalismo reforzado por las nuevas generaciones educadas en la ideología independentista y unos Gobiernos complacientes. Los homenajes de bienvenida a los presos liberados son una demostración de lo anterior.
El sanchismo comenzó mintiendo (no pactaré con Bildu, no gobernaré con Podemos, pondré coto a los independistas catalanes), pasó a la sumisión (cediendo todo lo necesario para seguir en el poder) y ahora se ha tragado la vergüenza de unas listas con terroristas de una organización criminal que mató, entre  otros, a 12 de sus compañeros.   
No sé la abstención que va a haber. ¿Cuántas personas se sienten traicionadas por el partido al que han votado? ¿Cuántas personas mantendrán la ilusión para ir a votar en las elecciones? Tampoco lo sé, pero quiero terminar con tres reflexiones. La primera es de Quevedo: «Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir». La segunda es de Baruch: «Vota al que prometa menos. Será el que menos te decepcione». No recuerdo el autor de la tercera: «Si vives de tu trabajo y no vas a votar, recuerda que los que viven de tu trabajo van a ir a votar todos».
¡Ojalá votemos y acertemos! No tendremos el gobierno que nos merecemos, tendremos el gobierno que no sepamos evitar.