Carlos Lafuente

Carlos Lafuente

Trabajador de la Función Pública


Vivir los momentos

21/10/2023

Siempre me ha parecido impactante el tratamiento que se da a la muerte en nuestra civilización. Las guerras en los noticieros se cuentan por muertes (distinguiendo entre civiles y militares, niños y adultos, etc.) pero pocas veces se cuentan los verdaderos motivos de esas contiendas en las que aparentemente el precio que se paga es en vidas. Y digo aparentemente porque detrás de cualquier guerra hay negocios muy lucrativos, aunque no es ese el tema a tocar hoy. El caso es que esas muertes, como las del hambre en países paupérrimos o las de violencia urbana en favelas y otros guetos nos quedan muy lejos y son fácilmente olvidadas sino obviadas. Otra cosa es cuando nos toca cerca, en estos casos nos tocan las fibras del corazón y nos sentimos doloridos.
Yo lo estoy viendo en mis propias carnes. Recientemente me diagnosticaron un cáncer y cuando informo a personas más o menos allegadas su cara es un poema. Sólo oír la palabra cáncer ya les tuerce la mueca y afloran sentimientos de lástima en ellos. Te dan ánimos para afrontar la enfermedad y escaparte de la parca. Te cuentan cómo les fue a algún vecino, familiar o conocido y te piden ánimos para afrontarla. Y todo eso está fenomenal porque verdaderamente te da ánimos y buenas vibras. En fin, te reconforta saber que hay gente que te aprecia y te quiere.
Este episodio me hace meditar y pensar que nuestra cultura, nuestra socialización, no nos prepara para la muerte. Morimos desde que nacemos, pero miramos para otro sitio y debemos pasar un verdadero duelo cada vez que alguien próximo abandona este mundo. Deberían prepararnos para la muerte, tanto la nuestra como la de los próximo, y deberíamos darnos cuenta de que los que organizan las guerras no van a las mismas ni mueren en ellas. Y deberíamos cambiar de 'ruta' una vez dejamos el mundo. No creo que el infierno sea una buena estación de destino. En todo caso existe aquí. Alguien dijo que construimos a Dios a nuestra imagen y semejanza, y por eso a veces lo pintamos tan cruel. 
Desde mi actual experiencia quiero tener esperanza en que el tiempo que me quede estar aquí lo voy a disfrutar momento a momento y que pensar en la muerte no me amargue la existencia. Estamos aquí para vivir la vida y esperar pacientemente la muerte.