Cuando lleguen estas letras a sus ojos, estaremos a dos suspiros de la Fiestas de San Juan. De hecho, a partir de este fin de semana ya se vive en la ciudad una cierta tensión festiva, un nervio comunitario que se respira en el ambiente. Por supuesto, hablo del general, no de lo que se está viviendo en las Cuadrillas, que eso ya es otro cantar; ni lo que se trabaja en los bares y restaurantes, preparando lo que se les avecina; ni lo que les espera a trabajadores de la limpieza o a los y las profesionales sanitarios y un largo etcétera de personas que esperan las fiestas, pero desde una perspectiva muy diferente a la puramente jaranera. 
Una vez ya les comenté que no soy sospechosa de antisanjuanerismo. Nada más alejado de la realidad. Sigo fiel a mis citas con Valonsadero, con la plaza de Toros, con los Agés y con lo que haga falta; bailo en verbenas y Bailas, cocino mi tajada y empino la bota si es menester; y hasta me sé el cancionero casi al completo. Confieso, eso sí, que rezo incluso lo que no me sé para que a ninguno de mis amigos y amigas les dé la ventolera y asuman cargos de Cuadrilla. En esa tesitura, no habría más remedio que asumir el trabajo que tocara (por amistad), pero prefiero, permítanme, vivir las fiestas desde el otro lado. Será porque recuerdo el trabajo y la responsabilidad que asumieron mis padres en su día siendo Jurados, y después Secretarios y Cuatros y ayudantes. Será porque veo muchas cosas de esta fiesta que siguen estancadas y que no hay forma de cambiar, porque parece que es un anatema. Será porque muchos de los que se jactan de cumplir Usos y Costumbres encubren en realidad un espíritu de imposición, alejado de los tiempos que vivimos y del que huyo como de la quema.  
San Juan se puede vivir desde muchos ángulos y todos son respetables, incluido el de las personas o familias que aprovechan estos días para huir de la ciudad y pasar unos días de vacaciones. Se pueden vivir desde una Cuadrilla, desde una de las Peñas, participando en todo o solo en una parte. La cuestión es que cada cual lo viva como quiera y no tenga que sentir presión alguna. 
No estoy de acuerdo con que sea una responsabilidad para todo soriana o soriano que se precie el asumir el cargo de Jurado o Jurada de Cuadrilla, con lo que ello conlleva. Entiendo que es parte de la idiosincrasia de esta fiesta tan particular, pero también que San Juan no siempre ha sido igual, ha ido cambiado y amoldándose a las circunstancias de cada tiempo. A mí me gustaría que cambiaran ya determinadas cosas, pero si no ocurre así será porque aún no es el momento, no porque haya que mantener la esencia de la fiesta a toda costa. San Juan será lo que queramos que sea.
Respeto a los Jurados y equipos que han asumido la responsabilidad, a pesar de la incertidumbre, casi hasta última hora, y les deseo lo mejor para estas fiestas. Respeto también a quien ha renunciado al cargo porque no se veía capaz de seguir. Respeto y entiendo a los jóvenes que están esperando San Juan como si se tratara de lo último en su vida, después de que la pandemia les haya robado dos años. A los mayores que dejan el miedo en casa para participar de la fiesta, de la forma que sea. A todos los que participan, disfrutan, bailan, ríen, se emocionan e invitan en estas fiestas, que son una gran mayoría, y que también son la esencia sanjuanera.  ¿Se están cargando las fiestas? Pues así sea. 
Feliz San Juan.