Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Conciliamos, pero poco

04/07/2021

El verano, las vacaciones, el descanso… la evasión que todas y todos necesitamos como el comer, y más aún después de un año tan complicado, representa para muchos padres una auténtica pesadilla. Si conciliar durante el invierno ya es difícil, en época estival es milagroso. A mi alrededor veo casos de padres que tienen que recurrir a familiares, a amigos, a turnar vacaciones, a los favores de la propia empresa incluso para hacerse cargo de sus retoños en verano. Eso, los que trabajan fuera de casa. Los que lo hacen dentro no tienen otra que recurrir a teles, tablets o videojuegos para que los y las peques estén un rato entretenidos. No es la mejor opción, pero no queda otra. La administración sale al paso de este grave problema de conciliación con actividades, campamentos diurnos, programas, etc. y menos mal que lo hace, pero no es suficiente para cubrir las horas laborales, todos los casos de niños y niñas y, sobre todo, no llega a muchos pueblos de la provincia. Todo ello contando con que los peques no se pongan enfermos y ya no haya forma de cuadrar calendarios para cumplir con las obligaciones laborales. Un despropósito. 
Por primera vez, la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta ha flexibilizado las condiciones para que localidades de menos de 3.000 habitantes de Castilla y León puedan acceder al programa Conciliamos en verano. Aún así, se necesitan al menos 5 niños por localidad y muchos padres no podrán cumplir los requisitos requeridos. Otros programas, como Crecemos, dan asimismo atención lúdica a los más pequeños y pequeñas, gracias también a la Diputación y los ayuntamientos. Se va tomando conciencia, no obstante, de que la conciliación, ya de por sí complicada, también es necesaria en el medio rural. No hay que olvidar que aspectos vitales como este son los que cuentan a la hora de que familias puedan venir a vivir a Soria con la posibilidad de teletrabajar: acceso a la vivienda, servicios básicos de educación y sanidad, conciliación, transporte, ocio… son tanto o más importantes que otras cuestiones, como las grandes infraestructuras. 
Mientras tanto, el padrón de habitantes de Soria no da tregua. Es verdad que el padrón continuo en la provincia aumentó en 248 personas en el último año, pero hay 6.366 vecinos menos que hace 10 años. 2020 cerró con 88.884 habitantes. En 2019 había 88.636 y en 2018, 88.600. Otro factor que delata lo mal que va la cosa es el de la llegada de extranjeros. Según el padrón de 2020 hay en Soria 8.271 extranjeros, muy por debajo de los 9.870 que llegó a haber hace 10 años. Es decir, esto no tiene arreglo. Seguimos siendo la provincia más despoblada de España sin que la situación tenga visos de revertirse, por mucho que se hable de la repoblación del medio rural. Quizá habría que centrar los esfuerzos en poner los medios para que la gente que vive aquí no tenga que marcharse y ofrecer a las familias que puedan llegar servicios que les faciliten la vida, más que pensar en la llegada de grandes empresas que puedan cambiar el curso poblacional de Soria. 
Mejorar aspectos que aumenten la calidad de vida de los propios habitantes de Soria también puede ser un reclamo importante para atraer población. Es cuestión de dinero, como todo, pero también de fijar prioridades y de buscar soluciones que, en el caso de esta provincia, pueden tratarse casi de forma personal. Hablo de las administraciones, pero también de los vecinos, que estamos para plantear los problemas y aportar las posibles formas de resolverlos.