Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Abrir el melón

06/05/2023

Orearse viene muy bien. Con orearse, hablo de viajar, darse una vuelta por otros entornos, salir de nuestro nido. Hace unos días, tuve ocasión de pasar unos días en París, la capital del país vecino que está que arde por un 'quítame allá esas pajas', empeño del Gobierno de Macron de subir la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. Aquí, nos la han subido a los 67 y no hemos dicho ni Pamplona. Es que son un tiquismiquis…
La cosa es que no he visto altercado alguno, aunque sí una movilización inusitada de policía, anunciada por las sirenas que se usarán en el fin del mundo; pero, nada de manifestaciones ni parecido, y solo algún vestigio de contenedores quemados y escaparates rotos. Que yo no las viera, no significa que no las hubiera, y parece que continuarán. Los franceses son de los que luchan todos a una cuando les tocan las cosquillas y la Historia ya ha demostrado que no se andan con chiquitas. 
Entre visita y visita a los miles de atractivos que ofrece la Ville lumière, me he ido fijando en algo tan prosaico como los precios de las cosas. Y héte aquí que me he llevado una sorpresa. Desde mi última visita, las cosas han cambiado bastante. París es una ciudad cara, como lo son otras grandes capitales del mundo, pero esta vez he comprobado que no lo es más que Madrid ni Barcelona. Es más, muchos productos de la cesta de la compra diaria están por debajo de los que sufrimos en este país. Tomarse una caña es bastante más caro, en eso estamos de acuerdo, pero tanto comer, como viajar, como comprar alimentos es ya igual o, incluso, más barato. También me fijé, por curiosidad morbosa, en el precio de los pisos que exponen las inmobiliarias, y ahí mi sorpresa también fue grande, porque podían compararse perfectamente con los de ciudades españolas. 
El 'salto' de los precios en España está empezando a ser inasumible. Miren, no soy una experta en economía, pero no hace falta serlo para ver que es imposible asumir los gastos que genera una vida sin dispendio alguno en este país con los sueldos que se cobran. Así se están generando tantos problemas con la vivienda, con las hipotecas, con el consumo… No es posible que tengamos el mismo nivel de precios que los países más avanzados de la Unión Europea cuando el sueldo español está por debajo de la media europea, a bastante distancia de algunos países, como Francia, Italia, Alemania y ligeramente por encima de Eslovenia y Chipre.
Ahora es cuando algunos, en virtud de sus tendencias partidistas, señalarán algunas soluciones diferentes a la subida de los salarios, pero me temo que no cuela. ¿Pueden asumir todas las empresas mayores salarios y menos beneficios? Evidentemente, no; pero también es obvio que hay grandes empresas que sí pueden hacerlo y son las que deberían tirar de este carro, porque controlar la inflación va a ser una cosa muy difícil en este mundo cambiante y con conflictos por doquier. 
Hay muchas medidas que dependen de los Gobiernos, es obvio, pero aquí hay que entender que una economía que necesita de su consumo interno requiere que los trabajadores estén en disposición de asumir la compra de un piso, de un coche, de llenar la nevera, de salir de vacaciones y de un largo etcétera, y eso solo puede hacerse con un sueldo mayor. Es la hora de abrir este melón en este país y hay que abordarlo más temprano que tarde, porque alguno pensará que si se suben los sueldos, nos vamos al garete, pero la realidad es que ya nos estamos yendo. ¿Se imaginan que podemos abordar este debate serenamente, sin crispación, sin que medien los intereses particulares y el ruido electoral? Pues despierten.