Se nos ha juntado todo: nos liberan de las mascarillas, Mañueco y su nueva tribu toman posesión, el Día de la Comunidad y el Día del Libro. Podría reflexionar en esta columna sobre cualquiera de esos temas. Podría analizar la vida a cara descubierta que empezamos el miércoles. Si es el momento o si no lo es. Podría elegir la segunda opción y pedir prestado a Mañueco su ángel de la guarda para que me guarde de él y de su tribu. También podría analizar la falta de identidad autonómica en esta comunidad artificial en la que nos juntaron a dos regiones porque eran las que quedaban sueltas. Podría recordar los muchos "Villalares" vividos y compartidos en la campa con personas tan diversas. También podría escribir sobre libros. Podría enumerar una larguísima lista con los títulos que han ido pasando por mis manos. Los que me han dejado poso, los que dejé en la décima página, los que me recomendaron, los que recomendé, los que escribí o los que escribiré. Podría confesar que me detengo en todos los escaparates de las librerías que surgen a mi paso. Que me da rabia que casi nadie regale libros. Que con tal de leer no discrimino entre papel y pantalla. O podría unir esas cuatro "perchas" para sumarme a la petición de que se ponga en servicio el tramo de la Autovía del Duero que nos salvará de subir y bajar el Temeroso. Podría explicar, a cuento de que celebramos otro 23 de abril, que esta infraestructura urge porque se trata de un elemento imprescindible para vertebrar esta comunidad Frankenstein. Al hilo de la toma de posesión del protegido por el ángel de la guarda, la A-11 podría servir como ejemplo de lo que pasa cuando un Gobierno, un presidente o una marioneta de un vicepresidente se empeña en bajar impuestos. Si hay rebajas fiscales, corren peligro inversiones como la Autovía del Duero. Es la cuenta de la vieja: a menos ingresos, menos inversiones y menos servicios. Si 25 años después, no tenemos ni la mitad de la A-11 terminada, no quiero calcular cuánto tiempo tendrá que transcurrir si las administraciones bajan los impuestos.

Me faltaría vincular la demora de la apertura del tramo de la Autovía del Duero a las mascarillas y al Día del Libro. No es difícil. Podría decir que llegados a este punto, después de 25 años, dan ganas de mantener la mascarilla para no oler el tufillo de la falta de voluntad de la Administración para terminar un proyecto imprescindible para muchos interesados. Da la sensación de que solo la vayamos a usar los sorianos soñadores con una realidad que se torna ya utópica. Y aquí es donde se puede vincular la demora de la autovía con el Día del Libro. Podría rescatar algún fragmento del clásico título que se suele leer cada 23 de abril, pandemia mediante: El Quijote. "El sueño es alivio de las miserias de los que las tienen despiertos".