Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


88,08

05/04/2019

¡Estoy tan contenta! Esta semana me ha dicho el Instituto Nacional de Estadística que voy a vivir 88,08 años. Dice el INE que las mujeres sorianas somos las más longevas de España con esa esperanza de vida. Los sorianos se quedan en el cuarto lugar con 81,8 años. Madre mía, vivimos casi ocho años más que nuestros paisanos. Eso sí, si hacemos la media, los sorianos en conjunto somos los que más vivimos de todo el Estado, una media de 84,8 años. A pesar de todo lo que nos discriminan, somos los que más aguantamos. Debe ser por eso, porque la discriminación nos hace fuertes y porque tenemos en nuestros genes celtíberos la resistencia grabada a fuego. 
Así que tengo por delante 41,08 años para hacer un montón de cosas. He empezado una lista en una agenda que me regaló una amiga. En la portada pone con letras inmensas en un rojo brillante: ‘Don’t stop me now’, como la canción de Queen, de Mercury. ‘No me detengas ahora’. Y ahí voy. Sin freno con mi plan. Me han tocado 41,08 años más, siempre según el INE que Dios lo tenga en su gloria. Son muchos años, aunque claro, la maquinaria ya no está como en los 47 anteriores. En los que tengo por delante, cuando no me falle una cosa, me fallará otra y si no, varias a la vez y eso, limitará algunas posibilidades. Pero, con la infinita sabiduría que nos da la vida, se me ocurren miles de alternativas para disfrutar. La vida es un juego. Hemos venido aquí a jugar. De momento solo he apuntado un deseo en mi lista, no hay prisa, tengo toda la vida por delante para seguir anotando. Lo primero que he anotado en mi preciosa agenda ha sido eso: jugar. Hay que aprender lo desaprendido. Cuando éramos niños éramos libres, sin prejuicios sociales. Jugábamos. Según fuimos creciendo, nos robaron la libertad con las normas sociales. 
El primer punto de mi lista lleva implícito eliminar lo que impide jugar y disfrutar. Eso significa, por ejemplo, que queda fuera de mis propósitos todo lo que esté relacionado con la clase política. No quiero escuchar mítines, no quiero saber nada de siglas partidistas, ni de candidaturas, ni de tránsfugas, ni de campañas electorales, ni de falsas promesas que huelen a vómito. No escucharé a personas que no me interesan ya venga su discurso desde la calle o desde la televisión. Ya sea oliendo a perfume caro francés o a choto. No entiendo a quienes se han indignado por la opinión de un programa basura de la tele. A mí me indigna una opinión o me agrada dependiendo de quién la emita. Si hubiera sido Matías Prats o algún prestigioso personaje público, me hubiera dolido. Lo de esta semana en la Cuatro, francamente, me la trae al pairo. Me quedo con los otros, con los que hicieron una gran cobertura de la ‘Revuelta’. Mi reconocimiento a su trabajo y su criterio.