Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


El cablecito

28/04/2023

Anoche soñé que empezaba a escribir esta columna y decidía titularla el cablecito. No recuerdo sobre qué tema opinaba, pero escribía muchísimo, muy deprisa, con ansia. Y disfruté tanto, que al despertar lo primero que he hecho ha sido abrir el portátil con la confianza de recuperar esa sensación maravillosa de encajar palabras e ideas con una fluidez y una plenitud que pocas veces se alcanza. 
He pasado el día buceando en mi memoria onírica, pero ha sido imposible rescatar el contenido de esa columna. ¡Qué rabia! Con lo que estaba gozando en mi sueño, el resultado tuvo que ser magnífico, a la altura de un artículo de Millás. Optaré por imaginar los posibles argumentos que podrían haberme llenado de tanta dicha mientras dormía. Estando a un mes de las elecciones municipales, es muy probable que estuviera divagando sobre el cablecito que se echan algunos para ocupar determinados puestos en las listas o para negociar un hueco en alguna administración provincial. No lo sé, por más esfuerzos, mi cabeza no recuerda. O podría ser un cablecito diluido en publicidad institucional para rascar algún voto o un cablecito para que a nadie le metan un gol en mayo.
Podría ser el cablecito que me une con algunas lecturas y sus autores ya que hace tan sólo unos días hemos celebrado el Día del Libro. He terminado de leer, '50 palos y sigo soñando', de Pau Donés, que me regaló mi amiga Patricia para ayudarme a sobrellevar mis propios palos. Un libro muy recomendable para los del cablecito del párrafo anterior, para los hipócritas, para los que tienen que quitarse la tontería de manera urgente, para los que viven de la apariencia, para los cleptoparásitos y para cualquiera que tenga sensibilidad y buen humor a partes iguales. Está dividido en 50 capítulos con títulos tan sugerentes como 'Uno es como es y no hay más de lo que ves', 'Cagarla tampoco está tan mal: el fracaso' o 'La teoría de la relatividad: nada es importante'. 
Leer debería ser obligatorio por decreto ley. Hace unos días me sentí unida, con un cablecito invisible, a los libreros y los visitantes de las casetas de la Feria del Libro de Ocasión en Valladolid. Perdónenme los no lectores, pero ustedes no tienen ese halo especial que sí propagan las personas aficionadas a la lectura. Da gusto escuchar los comentarios literarios de personas que se colocan a tu lado en una caseta, o tú junto a ellas, que no has visto nunca y, probablemente, no volverás a coincidir con ninguna. Maravilloso cuando alguien te hace alguna reflexión de un libro que hojeas o una persona desconocida te hace un gesto para confirmar la calidad del que has comprado. Increíble el cablecito que te une con el antiguo y desconocido propietario del libro que acabas de coger, 'Cien años de soledad', que contiene una frase subrayada con bolígrafo azul: «La casa estaba llena de mariposas amarillas».