Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


El polvo de la tardía

02/07/2021

El polvo de la tardía es el que más pica. Sabiduría popular soriana. Así me lo explicó hace unos días un agricultor de Soria de los de toda la vida. Se refería a la cebada, pero se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida o a cualquier persona. Siempre me ocurre que cuando escucho algo nuevo, de manera automática, lo convierto en metáfora porque me evoca a situaciones o nombres propios. Este año la tardía se cosechará a mediados de julio, más o menos cuando se celebre el pleno de elección del nuevo alcalde de El Burgo de Osma. Parece que el polvo de la tardía se va a notar en las bancadas del consistorio burgense. ¿A quién le picará más? ¿A Miguel Cobo que ha disfrutado como un niño pequeño? Quizá el polvo de la tardía le pique especialmente a Yolanda de Gregorio, porque aunque Cobo se dio de baja del PP, ella ha estado detrás estos dos años moviendo los hilillos de su amigo como si fuera una marioneta. Le picará seguramente a todo el PSOE, con el Secretario provincial, Luis Rey, a la cabeza. Perdió la Diputación y ahora se queda sin la pequeña recompensa burgense. Una banderita menos en el mapa de ayuntamientos y una cruz más en su borroso currículum como líder socialista soriano.

El polvo de la tardía no provocará ningún picor en Antonio Pardo, porque será el próximo alcalde. Eso si no hay un giro en los acontecimientos que, visto lo visto, no se descarta, porque ya no hay quien se fíe de ninguno de los actores de este teatrillo rural. Imagino a Pardo escribiendo su discurso de investidura, un discurso que ha rumiado estos dos últimos años en los que ha estado lloriqueando porque se quedó sin su sillón. Fue el más votado, pero no demostró demasiada perspicacia o le sobró soberbia. Este escenario burgense es el ejemplo perfecto para exigir un cambio de la ley electoral. No se puede permitir que una institución como un ayuntamiento se convierta en un cambalache. El valor de los votos se va al carajo con estos acuerdos cuyo único objetivo tiene el beneficio del candidato o del partido. Cuando la formación menos votada consigue la alcaldía como ocurrió en El Burgo de Osma, es que el sistema electoral falla. No se respeta el sistema democrático. La democracia, en su concepto más simplista, consiste en que gana la opción más votada. En este caso, frente a los cinco escaños que consiguió Pardo con la PPSO; el PSOE y el PP con sus cuatro y dos concejales respectivamente; decidieron dinamitar esa democracia de chicle que tenemos en este país. Cuarenta y seis años tiene el sistema democrático en España y aún seguirnos asistiendo a estos espectáculos dantescos que finalmente sirven para que el electorado pierda la confianza en la validez de su voto. Probablemente, serán los electores burgenses a los que más les pique el polvo de la tardía.