Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Volver a parpadear

25/10/2019

Dijo la consejera de Sanidad, Verónica Casado, que el Hospital Santa Bárbara de Soria es el mejor de España. Una semana después ha reconocido en el pleno de las Cortes Regionales que era una manera de motivar a la plantilla del Hospital. Han pasado cuatro días y sigo sin parpadear. Vaya manera de reconocer que ha mentido, de que el Hospital tiene mil carencias. Y vaya manera de perder credibilidad, ¿cómo vamos a confiar a partir de ahora cuando asevere cualquier otra cuestión vinculada a su consejería? Quizá la que debería motivarse es ella. Ahora que están tan de moda los coach tanto para la vida profesional como emocional, podría contratar uno, aunque igual a la Junta ya no le quedan puestos de libre designación. Yo le diría que es la mejor consejera que ha pasado por la Junta de Castilla y León. Solo para que se motive. O quizá a los que debería motivar es a los pacientes sorianos, a esos que se tiran meses esperando que les visite el especialista, a pasar por un quirófano o a los que se tienen que ir a otras provincias porque no hay recursos específicos para enfermos oncológicos y cardíacos y renales y etc, etc, etc. Decir que el Santa Bárbara es el mejor hospital de España lejos de motivar a los sanitarios a mí me parece una provocación innecesaria. Sobre todo para los pacientes que tenemos que sufrir y padecer las carencias en servicios y personal. Los sanitarios seguramente serán los mejores de España, pero son pocos. Y fluctúan. Llegan a Soria y enseguida se marchan. Esa inestabilidad no es favorable para conseguir una sanidad de calidad. Por si fuera poco, las plazas de especialistas nunca están cubiertas al cien por cien. Así que las listas de espera se alargan y alargan. Para cerrar el problema, faltan muchas especialidades y sobre todo muchos equipos que hoy en día se hacen imprescindibles para atender determinadas patologías. 
Puestos a valorar hospitales, habría que exigir de manera contundente una reforma del Hospital Virgen del Mirón. Entrar en ese centro es como hacer una visita a la casa de los horrores. He estado yendo con frecuencia últimamente. A mí me da miedo entrar. Es como acceder a un edificio fantasma. Ahora que llega el Festival de las Ánimas que pidan permiso para hacer algún acto, no encontrarán nada más terrorífico: baños con sanitarios y alicatados del año que reinó Carolo, camas y butacas que probablemente quedarían desfasadas hasta en las casas celtíberas de Numancia. Es un edificio con miles de posibilidades porque es una construcción magnífica en un emplazamiento maravilloso con esas idílicas vistas al río y al castillo. Señora Consejera, motive también a los del Virgen del Mirón, a ver si así vuelvo a parpadear.