Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Alfombrilla de baño

26/03/2021

Cuando era pequeña, el insulto más gordo que le podías soltar a alguien era ‘gilipichis’. Era tan fuerte que ni nos atrevíamos a confesarlo para que el cura nos perdonara la palabrota, con un Padrenuestro de por medio, el domingo por la mañana, arrodillados detrás de la celosía del confesionario. Preferíamos estar condenados al infierno eternamente. Ahora uso muchas palabras malsonantes, (ayudan a soltar tensiones). Pero ya no suelo tirar de insultos, ni siquiera del ‘gilipichis’. Tampoco me confieso. Dejé de creer en los curas, en el cielo y en el infierno. No tengo mucha confianza en que Dios esté por ahí vigilando y castigando. Probablemente, porque me horroriza la idea de que exista un ser todopoderoso que nos ve contantemente y nos castiga. Más que por la condena divina, por la falta de intimidad que acarrea. De pequeña me angustiaba pensar que me veía cuando hacía pis y caca.
Los insultos que me evocan a esa infancia marcada por el inicio de la democracia con la Iglesia pisándonos los talones; me parecen recursos de etapas del ser humano sin recursos. Pero hete aquí que esta semana he descubierto que se siguen utilizando como arma arrojadiza de partido a partido. De escaño a escaño. Alfombrilla de baño. Cuando le escuché al procurador autonómico del PP de Soria, Pedro Antonio Heras, llamar alfombrilla de baño a Luis Tudanca, me lo imaginé arrodillado en el confesionario de su parroquia: «Don como se llame, confieso que he insultado. He llamado alfombrilla de baño al líder de los socialistas de Castilla y León». No sé si Don como se llame le pondrá un padrenuestro de penitencia o le invitará a que se aleje de esos comunistas rojos que tienen rabo como el demonio. Me temo que la Iglesia, o parte de la Iglesia, se quedó a vivir en el siglo pasado como si la dictadura y las deformaciones vitales católicas siguieran vigentes.
Heras y la cúpula del PP de Soria, es decir, Yolanda de Gregorio, Jesús Peregrina y Benito Serrano, se pusieron las botas insultando. Alfombrilla de baño fue el que más me impactó, lo reconozco. Pero que cada cual elija su favorito: maquiavélico, inoportuno, títere, servil, grotesco, traidor o ridículo. ¡Qué espectáculo! Que hasta llegué a pellizcarme no una, sino dos veces, pensando que tenía una pesadilla. Lo que más me preocupa es que esto sea lo que nos merecemos. Quiero creer que no sea el reflejo de la ciudadanía soriana del siglo XXI a la que le ha tocado una pandemia e intenta sobrevivir en el sentido literal de la palabra. Mientras algunos buscan en el diccionario insultos o agudizan su ingenio para faltar el respeto a la bancada de enfrente; los sorianos siguen contagiándose de Covid y en Borobia están incomunicados porque fallan las operadoras de telefonía móvil. ‘Mecagüen’ la…