Carmen Hernández

Carmen Hernández

Periodista


Avaricia

20/02/2021

Es el afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas según la RAE. Desde el punto de vista religioso, es un vicio que trasciende lo moralmente aceptable y, para la Iglesia Católica, uno de los 7 Pecados Capitales que son los peores como su propio nombre indica. Así que, sorprende que esa misma Iglesia, azote del pecado y adalid de la virtud,  se haya quedado con 34.961 propiedades inmobiliarias españolas que estaban sin registrar y que los obispados han inmatriculado, o sea, que las han puesto a su nombre. Sólo 4.626 tienen algún documento que demuestra que son suyas; las otras 30.335 han sido inscritas con una simple certificación de la diócesis correspondiente, es decir, el que pide que le reconozcan la propiedad es el mismo que certifica que es suya. Y, ¿esto es legal?, se preguntarán ustedes. Pues, sí merced a una reforma de la Ley Hipotecaria aprobada en 1.966 por el Gobierno de José María Aznar. Se suprimió en 2015 pero se usó mucho mientras duró.
    Castilla y León es la comunidad con mayor número de inmatriculaciones con 10.243 de las que 1.564 corresponden a Soria: 859 con título de propiedad previo como, por ejemplo, las 10 fincas pertenecientes al Monasterio de Santa María de Huerta; las restantes 705 sólo cuentan con la certificación de la Diócesis de Osma-Soria: solares, viviendas, locales, garajes, etc. Y muchos terrenos rústicos; sólo en Valdespina, se han inscrito 25 y, en Utrilla, 40. Luego hay Iglesias, ermitas, cementerios y otros edificios religiosos. Muchos pertenecerían a la Iglesia, qué duda cabe, pero muchos otros, no. En Soria capital, se han quedado con las Iglesias de La Mayor, San Juan de Rabanera, El Espino y San Pedro y con las ermitas de la Soledad y San Saturio. Permítanme recordar que, en 1.698, la ciudad de Soria acordó reedificar San Saturio con el aspecto que tiene en la actualidad y que las obras comenzaron en 1.703 con la contribución de otras instituciones como la Diputación de los 12 Linajes. Da que pensar.