Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Oscuras flores de duelo

20/08/2021

«Bajo el cri cri de las margaritas, comprendí que me habían asesinado», escribía Federico García Lorca en 1.929. Siete años después fue fusilado de madrugada en Granada, nada más comenzar la guerra civil española, junto a dos banderilleros y un profesor. 85 años después, Federico sigue tan vivo y, a la vez, tan desaparecido como aquel 18 de agosto del 36. No quedó ningún registro de su voz. No sabemos cómo era la voz de Federico, pero su recuerdo se mantiene flotando como un velero en la llanura del tiempo. 
En Soria, 85 años después del inicio de la guerra civil, siguen desaparecidos y enterrados en cunetas y fosas comunes en torno a 500 cadáveres, aunque se especula que serán bastantes más, de civiles que fueron asesinados tanto en los tres años que duró la contienda como durante el régimen franquista y fascista. 85 años, los últimos 46 ya en democracia, en los que se sigue sin hacer justicia ni tampoco hay visos de que se vaya a hacer nunca. El tiempo, como el de la leyenda de Federico, se mezcla con los sueños mientras corre en contra; muy en contra. Apenas quedan testigos directos de aquellos años de fusilamientos y asesinatos. Testigos que se convierten en piezas clave para localizar las fosas en las que esos centenares de sorianos (y de miles de españoles) fueron enterrados a sangre fría con un disparo en la cabeza. Y cada vez van siendo menos los familiares con los que cotejar el ADN para poder identificar los cuerpos que se puedan exhumar. 
«¿No me encontraron? No. No me encontraron», escribía Federico en el mismo poema del «cri cri de las margaritas» en 1.929. Es un fragmento del poema ‘Fábula y rueda de tres amigos’, publicado en Poeta en Nueva York. Como versos premonitorios han pasado a la historia. No solo auguran su desaparición eterna, sino la del resto de almas que siguen convirtiéndose en  polvo en fosas y cunetas. Y mientras esperan su tardío rescate, se suceden los debates en bucle de aquellos que exigen que se cierren heridas sin abrir tumbas camufladas en el campo. Resulta curioso que se reivindique el olvido solo para ese episodio del siglo pasado. Como si el resto de la historia española no estuviera sembradita de momentos negros, dramáticos y disparatados. Como si no hubiera otros episodios históricos que desgarran el alma como desgarraron la vida de tantos federicos. Qué importante inculcar la historia en los colegios. Ningún profesor me instruyó sobre la historia reciente de este país ni en mis etapas escolares ni en la universitaria y eso que estudié periodismo. Lo poco o mucho que sé del siglo XX español es gracias a mi curiosidad. Y lo más dramático es que mis hijos han sufrido la misma circunstancia. 85 años después, a la espera de que se repare esa grieta cruel, nos consolaremos con las oscuras flores de duelo que nos dejó Federico