Al concejal de Rioseco de Soria, Juan José Sevillano, casi le explota el móvil después de recibir más de mil llamadas en apenas tres días, unas veinte por minuto, dice. Le llamaban para interesarse por un anuncio que se publicó hace tres años y que, seguramente por algún recordatorio, ha vuelto a circular por las redes sociales como si fuera actual, puesto que a día de hoy no hay ninguna oferta. El anuncio se refería a que en Rioseco de Soria buscaban a una familia con hijos para que no se cerrara el colegio. Ofrecían casa enorme con jardín y garaje enorme compartido con un alquiler entre 150 y 180 euros al mes. También se ofrecía trabajo fijo e indefinido, además de facilidades para abrir una tienda en el pueblo. Esas más de mil de llamadas, a razón de veinte por minuto, tuvieron procedencia muy diversa. Le han llegado a telefonear hasta de Cuba y Perú. El concejal reconoce que también se ha interesado gente que no tiene papeles y que ve en este anuncio una salida a su situación. Con esta anécdota se pueden hacer muchas reflexiones: cuánta gente necesita trabajo, cuánto hay que mejorar las condiciones laborales, cuántas personas quieren vivir en un pueblo pequeño de unos 130 vecinos, cuántos problemas tiene el medio rural para mantener sus servicios y su población, cuántos extranjeros sin regular su situación viven en España, qué difícil es el acceso a una vivienda digna o cuánto poder tienen las redes sociales. Como todo en la vida, son un arma de doble filo: se pueden usar con fines filantrópicos o maléficos. En conversación con un buen amigo, me contaba lo diferente que hubiera sido su tarea en el franquismo si hubiera tenido al alcance de la mano las nuevas tecnologías y las redes sociales. Recuerda cuando él y sus compañeros copiaban octavillas con una ciclostil. Hacían muchas salidas para buzonearlas, porque sacaban las copias justas por si les pillaba la policía. Y es que, si les intervenían muchas, se quedaban sin poder llegar a la gente. Así fueron dando los últimos coletazos al franquismo, a base de ciclostil y de buzones.
A día de hoy, todas las organizaciones han sabido aprovechar muy bien las redes sociales. Algunas, las priorizan por encima de los medios de comunicación tradicionales. Es muy cómodo escribir un tweet o un X o como se llame ahora en un móvil que pesa unos 175 gramos sentado en el sofá de tu casa o en la barra del bar tomando un cortado o en la tumbona de la playa con casi cuarenta grados acechando tus ideas y tu dedito. Cuidado con el calor y las ideas, es un combinado explosivo. No imagino a los actuales líderes políticos o a los activistas o a los influencers buzoneando octavillas y mirando hacia atrás por si los grises les pisan los talones. Aunque si algún partido llegara al gobierno, los colectivos que conforman sus principios negacionistas se verían así, tirando de ciclostil y buzoneando octavillas.