Carmen Hernández

Carmen Hernández

Periodista


Orgullo y esperpento

01/10/2023

Cinco goles le metió España a Suiza en el último partido de la Liga de Naciones femenina, cinco a cero. Así que  nuestras jugadoras siguen saliendo en primera página y, ahora, por fin, por sus hazañas futbolísticas como debe ser. Pero, al mismo tiempo, ellas mismas y el caso Rubiales se han convertido en la imagen de España en la prensa internacional, una imagen doble y contradictoria que, ahora, todos miran con lupa, incluso en lugares en los que nuestro país no había vuelto a ser portada de un periódico desde el 11-M. Por una parte, el mundo contempla atónito la pervivencia de comportamientos tan cavernícolas como el del propio Rubiales -incluida la huelga de hambre de su madre encerrada en una iglesia andaluza- que encajan con el estereotipo de macho ibérico en el peor sentido de esas palabras. La gente se pregunta qué hacía un tipo así al frente de una institución que representa al deporte más popular y que más dinero maneja y, también, si semejante personaje puede encarnar los valores que se supone que conlleva la práctica deportiva, sobre todo,de cara a los más jóvenes.  Por otra, la comunidad internacional se asombra de la capacidad que tiene la sociedad española para reaccionar ante un espectáculo como este y no tolerar más esa clase de actitudes; una sociedad de mujeres luchadoras y campeonas y de hombres que han decidido dar la espalda a la educación patriarcal.Un país con una mayoría solidaria y comprometida que ha dicho: «Se acabó».
El mundo contempla perplejo a esta España tan avanzada en algunos aspectos y, al mismo tiempo, tan «de charanga y pandereta, cerrado y sacristía» que diría Machado. Se nos considera una nación de extremos, capaz de lo peor y de lo mejor,  de triunfos gloriosos y de esperpentos lamentables. El caso Rubiales ha puesto de manifiesto lo que somos: la mezcla de esos dos ingredientes. Y eso resulta fascinante.